Miré a mi salvador. Tendría entre 35 y 45 años. Era un hombre rudo, muy corpulento y con aspecto de bruto. Tenía unos brazos fuertes, peludos y tatuados. Tenía una densa y oscura barba y un espeso matorral de pelo asomaba por el cuello de su camisa de franela roja. Un cigarro colgaba entre sus dientes. Mientras hablaba conmigo, no paraba de escupir, maldecir y restregarse el paquete. Cuando se subió al camión pude observar que tenía unas espaldas muy anchas y un culo enorme, como un balcón
Condujo en silencio durante 15 minutos cuando de pronto dijo. “En la carretera, aunque estoy seguro que tu ya lo sabes, nadie viaja gratis. Hay que pagar, en efectivo o en especie”
Me quedé totalmente sorprendido. Le habría oído bien? Pues sí, el lo repitió y clavó sus ojos en su voluminoso paquete. A continuación, sonrió, movió la cabeza y escupió por la ventana. Hablaba totalmente en serio. Busqué en mis bolsillos, pero no encontré más que tres dólares. Había dejado mi cartera en el coche. ¡Maldita sea!
Se encogió de hombros y dijo: “Está bien, eres un buen potro y me gustaría cabalgar contigo”. Le miré, conmocionado ante la idea de follar con aquella animal. “¡No quiero follar con usted, señor!”- le dije, asustado.
Sus cejas se arrugaron y volvió a encogerse de hombros. “Bien, bien”. Paró el camión, abrió la puerta y dijo: “¡Fuera!”. Le miré un momento y a continuación miré fuera y vi el tremendo aguacero que estaba cayendo. “No puedes dejarme en medio de esta tormenta”- le dije, incrédulo.
“¡Fuera!”-volvió a repetir- “Es mi camión, y hago lo que me sale de mis peludos cojones”.
“¡No puedes hacerlo! y tampoco quiero follar con un gordo y peludo cerdo como usted”
“Oso, soy un oso peludo”.- contestó con una sonrisa, mientras acercaba su peluda cara a la mía. “Si quieres seguir en mi camión, tendrás que follar conmigo, ¡ahora!”. Según me decía esto, pude apreciar el fuerte olor a sudor que despedía su cuerpo, mezclado con el fuerte aroma del tabaco. Le miré fijamente a los ojos. Estaba claro que mi destino era retozar con aquella mala bestia, algo que me asustaba, pero que al mismo tiempo me atraía poderosamente.
Dio un fuerte resoplido y me agarró del cuello de la camisa para arrancar los botones de mi camisa. - “Bien, bien” - me dijo mirándome con dureza, como un sargento que quiere aleccionar a un soldado novato - “¡Ven aquí!”. Mientras tragaba saliva, me agarró con sus poderosos brazos y me puso de rodillas frente a él. “¡Hey!”- protesté al verme encajado en un espacio muy estrecho, aprisionado entre sus piernas, el volante y el cuadro de mandos de su camión.
“Cállate y disfruta!”- me ladró con su ronca voz, mientras me acariciaba el pecho, antes de estrujarme uno de los pezones. “Cállate y disfruta!”- volvió a repetir. Recorrió con fruición mi pecho arriba y abajo. “Nada de pelo...Te has afeitado el pecho?”- preguntó, mirándome muy sorprendido. “Sí...”- contesté, tartamudeando. “Pues mira esto, seguro que nunca has visto algo tan hermoso como esto”. Y rápidamente, se quitó la camisa y pude contemplar un bosque de abundante y oscuro pelo que cubría su duro y redondo vientre y todo su pecho. En el pezón izquierdo pude observar el brillo de un pequeño aro. Sin lugar a dudas nunca había visto tanta carne deseable y tan cerca de mi. Entonces, puso una de sus enormes manos sobre mi cabeza y acercó mi cara a su peludo pecho. “Lame este matorral! - me ordenó. Busca mis pezones. Me gusta que me los chupen.
No podía creer lo que me estaba pasando. Mi cara estaba aplastada contra su peludo pecho y mi nariz podía oler su fuerte olor a hombre, mientras podía oír los latidos de su corazón. Le agarré fuertemente, y recorrí con mi lengua todo su peludo vientre, para a continuación pasar a su pecho, y terminar agarrando con los dientes uno de sus pezones.
“Más fuerte! estás chupando los pezones de un hombre de verdad!” -me gritó.
Le chupé más fuerte, todo lo fuerte que pude. El empezó a gruñir y suspirar. “Ahora el otro!”. Solté el pezón y fui acariciando mi cara por su peludo bosque hasta llegar al otro pezón. Mis labios y mi lengua notaron el sabor metálico del aro que colgaba de su pezón. Me puse a jugar con él y por los gemidos que lanzaba aquel toro semental, le estaba haciendo gozar de verdad.
Repentinamente, me agarró la cabeza y acercó mi cara a la suya, besándome brutalmente. Su lengua, con fuerte sabor a tabaco, penetró entre mis labios y se revolvió con la mía, una y otra vez, produciendo una sensación muy fuerte y agradable a la vez en mi boca. Agarraba mis labios con fuerza y podía notar en mi boca al aliento de un verdadero oso. Su barba era más suave que su peludo pecho y acariciaba dulcemente mi cara. Por fin soltó mi boca y con un empujón volvió a poner mi cara sobre su pecho, para que siguiera jugando con su bosque peludo y con sus pezones, que estaban duros como piedras. Mis manos acariciaban suavemente su pecho, enredándose mis dedos entre sus montones de pelo.
¿Cómo se había definido a si mismo? Un oso? Qué palabra más hermosa: primario, rudo, áspero, fuerte, brutal...masculino. Bajé mis manos hacia su peludo vientre y me encontré con una hermosa barriga, bastante prominente pero dura como una piedra. La acaricié suavemente y la cubrí de besos. Pasé mi lengua por todo él, para pararme en su hermoso ombligo, que llené de saliva.
“Realmente, sabes hacer gozar a un hombre” - me dijo. Pero yo ya no le escuchaba, sino que prefería seguir trabajando su peludo y hermoso vientre, cada vez con más deseo. En ese momento, se soltó la hebilla de su cinturón y empezó a desabrocharse los botones de la bragueta. El fuerte olor a macho fue aumentando y mi boca empezó a chorrear, intuyendo el dulce manjar que iba a devorar. Poco a poco fue asomando un enorme rabo rodeado de pelo por todos lados. Era realmente grueso y aunque no estaba circuncidado, un brillante glande se habría paso buscando una boca que lo chupara. Los testículos también eran de un tamaño considerable y estaban cubiertos de abundante pelo. Ante aquella hermosa visión, se me pusieron los ojos como platos, y una pícara sonrisa iluminó mi rostro.
“¡Chúpame la tranca, cabrón!- me ordenó el rudo camionero. Y sin pensármelo dos veces, puse mis labios sobre la brillante perla que coronaba su estaca. Un sabor agrio inundó mi boca mientras el garañón empezaba a rugir cada vez más fuerte. Mi lengua fue avanzando a lo largo del duro pollón del jefe, hasta que la hambriento boca devoró por completo aquel enorme y suculento pedazo de carne. Aunque apenas podía abarcarlo entero y empecé a sentir arcadas, seguí succionándolo en un frenético vaivén.
“¡Sigue, sigue!” - gritó - ¡Eres un gran chupapollas!” . Sus palabras me excitaron aún más y agarrando la raíz de su vara, comencé a acariciar la mata de pelo que había por allí. Por un momento, abandoné la succión de su verga y me dediqué a dar lengüetazos a sus hermosas y peludas pelotas, hasta que una de ellas acabó dentro de mi boca, mientras acariciaba ávidamente la otra. Sin lugar a dudas, aquel rudo, gordo y peludo...oso estaba dándome más placer que ningún otro hombre a lo largo de mi vida. ¡Y él también parecía disfrutar como un cerdo!
“¡Levántate!- me ordenó con su voz de mando.- Me incorporé sobre el asiento del copiloto y antes de que pudiera decir nada recibí una nueva orden: “¡Date la vuelta!”. Sin rechistar, me puse a cuatro patas sobre el amplio asiento, mientras me bajaba del todo los pantalones. El camionero soltó un gruñido de placer, acercó su cara a mi raja y soltó un fuerte escupitajo que humedeció toda la zona. A continuación, y con la ayuda de su experimentada lengua, fue lubricando poco a poco las paredes de mi agujero, que estaba más ardiente que nunca. Por si eso fuera poco, terminó la faena introduciéndome lentamente uno de sus dedos. ¡No podía aguantar más! ¡Deseaba que aquel sucio animal me follara como no me habían follado nunca!
“¡Fólleme señor!”- grité con desesperación. “¡Tranquilo muchacho!, que enseguida vas a saber lo que es tener a un oso dentro de ti” - me contestó, mientras me daba un fuerte azote en la nalga. De pronto, con un suave empujón clavó su grueso pollón en mi agujero. Al principio sentí un intenso dolor, como si un ariete estuviera forzando las paredes de mi túnel.. Pero poco a poco el dolor se transformó en un indescriptible placer, que aumentó la intensidad de mis gemidos. Sin pausa, el rudo camionero comenzó a cabalgarme, al principio con suavidad pero cada vez con mayor fuerza y violencia, mientras no paraba de rugir como un animal que esta fornicando en el bosque. De vez en cuando sacaba su tranca de mi agujero, para volverlo a introducirlo con mayor avidez. Se apoyó sobre mi y pude notar su enorme peso, así como la caricia de su peludo cuerpo. ¡Sin lugar a dudas, estaba siendo follando por un verdadero oso!
Estábamos empapados en sudor y la cabina olía a macho, como si una manada de tigres habitaran en él. Las ventanas estaban empañadas y no dejaban ver el enorme aguacero que estaba cayendo en el exterior. Pero a mi lo único que importaba era aquel hombre de acero que estaba forzando mis entrañas y deseaba que aquello no acabara nunca. Pero no puede ser. De pronto, el semental empezó a bombear con más fuerza más si cabe. “¡Voy a correrme!” chilló, mientras seguía dando gruñidos. Un sonido infrahumano salió de sus cuerdas vocales, mientras yo notaba como un chorro de leche caliente inundaba mis entrañas. Como no podía ser menos, yo también me corrí sobre la gastada tapicería del asiento del camión. El camionero sacó su tranca de mi interior y derramó los últimos chorros de su corrida sobre mi espalda, mientras rugía como un león en la selva.
Empapados en sudor, nos echamos sobre el asiento para descansar después de la batalla. Apoyé mi cabeza sobre el peludo pecho del camionero y el oso, todavía con la voz entrecortada, me dijo:
“Ahora ya sabes como se las gasta un oso grandote y machote como yo”
esta esta mejor que las otras historias de incesto
ResponderEliminarbusco osos camionero de cordoba argentina yo pasivo 28 años culoncito escriban a mi meil ositocari123@hotmail.com
ResponderEliminares un muy buen relato que refleja en el papel la fantasia de muchos de nosotros, gracias .
ResponderEliminarque linda foto oso un osito me gustaría saber que t estas tocando dejo mi celu 1122853232solo para gordo no importa la edad que le guste pasarlo bien yo soy oso tengo 45 año
Eliminarun oso con pelos por todas partes con su pecho y sus axilas sudadas y una verga gorda con olor y sabor fuerte uuuuffff!!!! que ganas de sentir su leche en mi boca...
ResponderEliminarYo quiero que un camionero como ese me aga su putita ahoraaaaa. Soy travesti y me llamo flopy
ResponderEliminarSoy de cali colombia y me gustaria conocer un oso casado y tener una luna de miel ....bien rica soy pasivo mi numero es el 3158835581 julian
ResponderEliminarDario Amplio
ResponderEliminarHola a todos los camioneros y a todos los gorditos. Les dejo mi whatsapp asi me contacten 383-4273803
hola me llamo victor jose edad 18 años vivo en maturin soy serio discreto de rol versátil vivo con mi madre y estoy estudiando mi adre es hipertensa y mi papa murio hace 9 meses y mi madre necesita un tratamiento medico que no puede cubrir ella recibe una pensión pero no es suficiente pido su colaboración si me pueda brindar banco de Venezuela cuenta corriente 01020611150000209490 si me puedes transferir víctor jose gil cédula 582.011 correo:victor_gil1934@outlook.com disculpe la molestia generada
ResponderEliminarme encantaría que un osote me rompa el culito..
ResponderEliminarsi hay alguien asi leyendo que me escriba chaser4topbear@outlook.com