viernes, 10 de febrero de 2012

El jardinero de Punta Gorda


Casi todos los domingos voy a pasar el día a la casa de mi hermano Leo que vive en Malvín, creo que ya dije eso en otras oportunidades. Pero ese domingo de febrero como estaba muy soleado y por ende muy caluroso, salí de casa como las diez de la mañana, fui con mi coche por la rambla porque me fascina el paisaje de mar, y por suerte en Montevideo con la gran costa y rambla que hay, tenemos mucho mar para disfrutar.

Pasé por Malvín y me dije que un poco más de goce visual no me iba a hacer daño por eso seguí rumbo a Carrasco para llenar mis pupilas de mar y de horizonte. Al pasar por Punta Gorda desde el coche divisé un tipo que realmente estaba muy bueno, por eso me detuve, bajé y me senté en los paredones de la rambla para observarlo. El jardinero estaba muy absorto, arreglando el jardín… limpiando los canteros que había en esa casa, una de las pocas que quedan por Punta Gorda y por la rambla en general ya que el progreso las hizo demoler para construir torres de apartamentos.

El tipo tenía un mameluco color oliva, por el calor no llevaba nada debajo, por eso exhibía unos brazos muy fuertes con una cantidad de vellos castaños que traviesamente se escurrían por la abertura superior y cuando levantó los brazos sus axilas me mostraron que también estaban terriblemente pobladas de esos vellos brillosos por la humedad producida por su transpiración, esos pelos se asemejaban a la barba del choclo, no solo en color sino en la textura rizada que tenía esa hermosa pelambre.

Yo seguí observando desde mi lugar privilegiado del paredón de la rambla, imaginando como sería lo demás que ocultaba su mameluco y calculando que el jardinero no pasaría de los 38 añitos. Repentinamente se puso de pie, miró para todos lados y se ve que me vio porque yo seguía con mi mirada fija en el lugar donde él se encontraba, a pesar de que había una calle de por medio supongo que en algún momento nuestras miradas se habrán cruzado.

Estiró los brazos hacia arriba como tratando de distender los músculos los cuales a lo mejor estaban medio adormecidos porque había estado mucho tiempo agachado e inclinado moviendo tierra, juntando hojitas y otros yuyos, pero al bajar la mano descaradamente se dio un manotazo sobre la verga como queriendo despegarla de la tela porque a lo mejor la tenía pegada por la gran transpiración que tendría todo su cuerpo…
Mirando a ese bombón que tenía a pocos metros de distancia instintivamente me relamí los labios como diciendo que me gustaría pasarlos por el paquete que su mano volvía a acariciar cada vez más efusivamente, en ese día tan caluroso, en ese jardín de la rambla de Punta Gorda.Me puse de pie, comencé a caminar pero siempre mirando por encima de mi hombro para ver si el tipo seguía allí y que hacía al ver que yo me alejaba. Sucedió lo que me imaginaba, el jardinero se sobaba la verga por encima del mameluco, al ver eso decidí acercarme para comprobar si era cierto o eran imaginaciones mías.

Cuando llegué a la esquina me detuve para seguir mirando como el tipo seguía con todo su bulto dentro de su mano, no lo pensé dos veces, crucé y rápidamente me encaminé hacia el jardín donde él estaba. El jardinero al ver que yo iba hacia la casa de la cual él estaba arreglando el jardín, sacó la mano de su bulto luego se agachó dejándome ver un espléndido culo (más grande que el del policía aquel que me había ido tras de su culo) y para hacerse el interesante fingió que no había pasado nada siguiendo con su trabajo de arreglar la plantitas.

Cuando llegué alli con más claridad vi ese espléndido culo del cual lamentablemente no tengo fotografías, pero me permití hacer un dibujo con acuarela para tener de recuerdo, no sé si es el culo más grande que vi en mi vida pero por allí anda en tamañoCuando estuve al lado de la reja que protegía ese jardín, como él seguía de espaldas y de culo a la rambla le dije: -Disculpe, estuve mirando esas hermosas flores azules y quiero preguntarle dónde puedo conseguirlas para regalárselas a mi hermano para que las ponga en su jardín. Haciéndose él sorprendo lentamente dio vuelta la cabeza, me miró por encima del hombro, luego se puso de pie, dejándome con la boca abierta por lo apetecible que se veía de cerca con ese mameluco color oliva y chorreando transpiración por varias parte de su pecho y brazos.

-¿Usted dice están, señor?
Que pregunta estúpida porque en ese jardín no había otras flores azules y precisamente él estaba trabajando alrededor de esas, pero igualmente le seguí la conversación.
-Sí. Me gustaron mucho y me gustaría conseguirlas…
La pija se le marcaba tremendamente y las bolas ni que decir, el tipo aparentaba tener más grandes las bolas que la verga, pero igual estaba muy apetecible para un buen rato de placer, y viéndolo de cerca aparentaba más de los 38 años que me imaginé que tendría al verlo desde la otra vereda de la rambla.
-Estas las trajeron los patrones desde Holanda, no creo que en Uruguay las pueda conseguir, pero…
-Ah ya veo… Pero si usted me vende una planta se lo voy a agradecer mucho.
Se acomodó la verga que ya estaba bastante morcillona, me miró y me dijo:
-No creo que a éstos les importe si falta una planta, están podridos en plata ya que tienen más plata que los ladrones y ahora están veraneando en el Caribe mientras mi mujer que es la cocinera les cuida la casa de Punta del Este.

En un instante me dijo todas esas cosas que no venían al caso ni a mí me importaba saber la vida de sus patrones ni de su mujer, pero como el jardinero estaría aburrido y con bronca de estar solo allí cuando encontró a alguien para conversar se desahogó conmigo contándome todo eso.
-En el invernadero del fondo tengo flor de planta, si quiere se la muestro y si le gusta después arreglamos el precio… porque son muy caras… -¿No habrá problema con los dueños, por entrar cuando ellos no están?…  -No se preocupe, si le gusta la planta que tengo allá en el fondo, vamos a hacer muy buen negocio.

Me abrió el portón de reja, luego me hizo pasar al jardín en el cual se notaba que él era muy buen jardinero porque había muy lindas plantas las que estaban muy bien cuidadas. Por el costado abrió la puerta de la cochera, seguimos hacia el fondo, donde efectivamente había un pequeño invernadero en el cual además de plantas él tenía herramientas de jardinería, bolsas de abono y otros enseres necesarios para su tarea.
En cuanto traspasamos la puerta del invernadero se agarró el bulto y muy tímidamente me dijo:

-¿Estás buscando una planta como esta? -Yyyyy, si se puede conseguir sí, pero el problema es cuando y donde podré probar que es como la que tenés en el jardín… -Sí estás dispuesto… la planta te la doy ahora, total los patrones no están, tengo toda la casa para mi solo y hace como quince días que no cojo porque mi mujer no puede venir hasta que alguien vaya a cuidar la casa de Punta del Este…
Ya estaba todo dicho, el tipo se me estaba ofreciendo y a la vez diciéndome que tenía muchas ganas ¡porque no usaba su verga desde hacía quince días!

-Dale, mostrame la planta, si es como las del frente me interesaría llevarme una para regalarle a mi hermano… -¿Tú hermano también busca plantas de estas?
Se desprendió el mameluco dejándome ver un pecho hermosamente peludo, de ese color de la barba del choclo que las gotas de transpiración lo hacían parecer marrón dorado, siguió bajando su vestimenta mientras yo le contestaba su pregunta.

-¡Noooo! La planta que me vas a mostrar es para mí, la otra la del jardín si la quiero para mi hermano.
En cuanto se asomaron los vellos que cubrían su verga no aguanté más y de un manotón apresuré la bajada del mameluco para luego quedarme extasiado con lo que veía.
-No te apurés tanto, si no hay nadie que nos pueda sorprender, vení, vamos al dormitorio de lo patrones así disfrutamos tranquilos.

Por lo poco que pude ver su verga era gordita, se le notaban las venas, no mediría más de 18 centímetros, un poco curvada hacia arriba, esa pija me hizo recordar a una banana, la tenía empapada de líquido pero que no creo que fuese precum sino transpiración porque el tipo aún no estaba excitado, tenía ganas, pero excitado no lo estaba con la magnitud que lo hice poner después del trabajo fino que le efectué en esa zona.

El dormitorio al cual me llevó ¡era de película! Mediría como seis metros con un televisor enorme, la cama cubierta por una colcha de terciopelo bordeaux también era gigantesca, él muy rápidamente sacó la colcha para no ensuciarla con la revolcada que seguramente nos íbamos a dar sobre esa cama, luego se quitó el mameluco y me dijo:

-Mientras te desnudás me voy a bañar, aunque lo hice hace un par de horas, pero de estar tanto rato al sol estoy muy transpirado y no te va a gustar…
Me acerqué a él impidiéndole que se fuese rodeándolo muy fuertemente con mis brazos, después comencé a besarle el pecho peludo que ostentaba tan armoniosamente, estiré una mano para apoderarme de su verga que impúdicamente se arqueaba hacia arriba y le susurré al oído:
-No te vayas…Así estás bien… ¡Que rico sabor tiene tu pecho!
El jardinero, que después me dijo que se llamaba Carlos, no pudo soportar tanta tensión, me apretó contra su cuerpo dándome un tremendo chupón en el cuello, el cual me hizo gozar tanto que casi eyacaulé en ese instante por la excitación que me produjeron esos labios en esa parte tan sensible de mi anatomía. Nos separamos para poder sacarme la ropa, mientras lo hacía sus ojos me observaban muy atentamente y al quedar totalmente desnudo me dijo:

-¡Creo que hoy es mí día de suerte! Con esa pija que tenés vamos a disfrutar toda la mañana y va a quedar materia prima para la tarde.

Estábamos tan calientes y él tan entusiasmado que no pude desilusionarlo y decirle que teníamos que hacer una cogida rápida porque tenía que almorzar en la casa de mi hermano. Me arrastró sobre la cama poniéndose a devorar mi verga con su lengua, a lamerla como si en ello le fuese la vida, demostrándome que era verdad que sus bolas estaban llenas de semen porque hacía mucho tiempo que no tenía sexo con nadie. Yo me puse a hacer lo mismo en un sesenta y nueve infernal, repleto de lamidas, chupadas manoseos de bolas, verga y por supuesto de orto.

Su pija estaba deliciosa por el sabor salado de la transpiración que le había caído desde la pelambre que cubría su pecho, esta sal hacía resaltar el sabor a limpio que tenia escondido debajo de los pliegues del prepucio con el otro sabor salado que había sobre su pendejos de barba de choclo.

Cuando nuestras pijas comenzaron a latir mucho, él abandonó la mía porque no quería hacerme acabar todavía, quería postergar infinitamente (si se puede), el placer dilatándolo lo más posible, por eso la abandonó para dedicarse a lamerme el orto de una manera desesperada, metiéndome uno, dos y tres dedos a la vez que avanzaba la dilatación que su lengua estaba produciendo en ese sitio.

Con tanta excitación su verga se había puesto dura como un fierro, me molestaba bastante porque con esa curvatura que tenía era difícil hacerla entrar hasta mi garganta, pero por suerte no duró mucho porque mientras él me abría las nalgas con sus dos manos esa verga no avisó y se puso muy tranquilamente a emitir una muy generosa dosis de leche la cual quedó toda depositada entre mi boca y mi nariz porque por suerte me di cuenta a tiempo de que la explosión final se iba a producir y de una forma delicada, pero muy disimulada la saqué del interior de mi boca para que su semen no me cayese dentro.

Algunos vestigios de esa leche exquisita cayeron en mi lengua y muy rápidamente siguieron el lento y oscuro camino deslizándose por mi esófago el cual los conduciría hasta las profundidades mí estómago. Mi amante quedó satisfecho tirado sobre la cama gozando de los últimos momentos de su eyaculación, por un instante lo dejé solo para ir al baño a escupir lo poco que quedaba en mi lengua y para lavarme la cara del pegote que tenía sobre ella. Cuando volví al dormitorio mi verga aún seguía dura apuntado hacia el techo, él estaba observando atentamente mis movimientos y me dijo:

-Vení que te voy a hacer acabar, no puede ser que me hayas dado tanto placer y todavía tengas la pija dura y empapada de precum.
Ante su pedido me abalancé sobre él, comencé a chuponearle todo el pecho peludo hasta que descendí sobre su verga mustia y nuevamente volví a chupársela pero sin éxito de una nueva erección. Me dio la vuelta, se puso arriba mío con la verga fláccida y me la empezó a fregar por entre las nalgas hasta que encontró el agujero de mi culo y por allí la siguió frotando haciéndome sentir esa carne bobona (pero sin erección) la cual se puso a jugar amablemente con mi agujero.

 Como su cuerpo pesaba mucho me tenía aplastado contra el colchón dejándome con la verga atrapada entre mi pubis y las sábanas, posición que me impedía manipularla por eso le pedí que se pusiese de costado y me abrazara de esa forma hasta que yo lograse la eyacualación.
Me complació corriéndose un poco para que quedásemos los dos de costado y yo pudiese liberar mi verga del molesto aplastamiento en que se encontraba, luego que me abrazó se puso a mordisquearme la nuca mientras que con una mano me pellizcaba las tetillas la otra fue tanteando mi pubis hasta que llegó a mí pija para comenzar una paja lenta hasta lograr que mi agitación llegase al límite haciéndome gemir los suficiente como para avisarle que se iba a dispara el cañón.

Mis manos buscaron sus nalgas las cuales las apretaron fuertemente atrayendo su cuerpo contra el mío, mientras él seguía empapándose su mano con mi precum apretó más su cuerpo contra mi culo haciéndome sentir el glande de su verga en la entrada de éste, pero como no estaba lo suficientemente duro lamentablemente no pudo entrar allí.
-¡Ahhhhhhhhhhhhhhhhhh! ¡Ooooohhhhhhhhhhhh!

Fueron los sonidos de los gemidos que emitió mi garganta cuando mi pija empezó a disparar toda la leche que estaba guardada en sus vesículas seminales y que la mano del jardinero muy diestramente hizo salir entre los apretones y los tirones que le daba a mi verga para que expulsase todo el contendido que había en mis reservas de líquido blanquecino. Ni que decir que la sábana quedó hecha un desastre, porque toda mi leche salió disparada en un solo chorro largo e interminable para terminar depositándose sobre ella, por fortuna por pocos centímetros no cayó al piso mojando la hermosa alfombra persa que lo cubría.

Carlos miraba por encima de mi cuerpo como mi leche salía de esa forma tan violenta y luego que esta cesó de manar, soltó mi verga para llevar un dedo hacia el manchón blanco que había quedado sobre la sábana, lo empapó allí para luego traerlo hasta mi boca donde lo puso para que yo lo lamiese. Él me ayudó a lamerlo hasta dejarlo limpio de todo rastro de semen caliente y pegajoso.

Creí que todo había terminado porque la mayoría de los tipos después que se sacan las ganas te dan “carretera” pero con Carlos no sucedió así con él me llevé una gran sorpresa porque después que se calmó la excitación tremenda que habían sufrido nuestros cuerpos, se puso de frente y con sus manos agarró nuestras pijas, las cuales aún estaban mojadas de precum y semen, las empezó a frotar una sobre la otra hasta que nuestros fluidos se intercambiaron asombrosamente fundiéndose en un pegote semiderretido no dejó de jugar con ellas.

Para finalizar se lamió la palma de su mano haciendo mucho ruido con sus lamidas como demostración de que estaba gozando mucho con esa comida que estaba ingiriendo. Le pedí disculpas por el manchón en la sábana, pero él se había dado cuenta de que no había sido a propósito porque la leche cuando sale disparando no mira donde cae y va a dar a cualquier sitio.

-No te preocupés después pongo las sábanas en el lavarropas y los dueños de casa ni se van a enterar. Ja! Ja! ¡Si supiera la señora de que en su cama cayó leche que no era la de su marido le da un ataque de histeria!
Reí con él por la ocurrencia, me levanté y lo ayudé a sacar las sábanas para que la mancha no mojase el colchón.

-Vení, vamos a bañarnos después almorzamos y a la tarde lo hacemos de vuelta porque quiero probar el orto que mi verga no pudo penetrar por estar mustia.
No quise decirle que no podía almorzar con él porque me esperaban para eso, lo seguí al baño donde me enjabonó la espalda luego me arrimó la verga al culo mientras me frotaba la espuma de jabón por mi verga, pero fue inútil ninguna de las dos se levantó como es debido, solamente unos corcoveos pudimos obtener de ellas.
-¡Quedé rendido! La chupás de maravilla, mi pija no quiere saber de nada por un rato pero después vas a ver como vamos a disfrutar cuando la tengas toda dentro del orto, ¡vas a relinchar como una yegua!
Nos vestimos y salimos nuevamente al jardín donde se puso a terminar el trabajo que había dejado inconcluso por mi inesperada presencia allí.

-Carlos, me espera mi familia para almorzar, perdóname que no te acompañe, voy hasta allá y luego de comer vengo y terminamos la tarde cogiéndonos y chupándonos hasta más no poder.
A regañadientes aceptó porque él sabía que era cierto y que no era una excusa para disparar de su verga y de su propuesta la cual me entusiasmaba mucho pero los compromisos familiares y los no familiares hay que cumplirlos.

Me acompañó hasta el jardín donde al ver las flores azules resplandecer con la luz del sol del mediodía, (que aunque fuese la una de la tarde era el mediodía porque en Uruguay teníamos la hora cambiada por el verano), al ver con que azul intenso me acordé y le reclamé la planta para mi hermano.
-Me pagaste muy bien por ella, así que te la voy a dar, esperá que voy a buscar una pala y una lata para ponerla.
Desapareció de mi vista dirigiéndose hacia el invernadero, cosa que aproveché par mirarle el culo que imponentemente se destacaba bajo su mameluco oliva. Volvió con las herramientas necesarias como para extraer la planta del cantero y mientras la arrancaba me dijo:

-No te preocupés, los patrones ni se van a dar cuenta de que falta una planta en el jardín y si lo notan con decirles que se secó esta todo arreglado.
Se la agradecí mucho, luego me acompañó hasta la reja donde nos dependimos y en ese momento le dije:
-Esperame que dentro de un rato vuelvo así me deleito con ese trasero tan imponente que tenés.
Crucé la rambla directo a mí auto, ni esperé para cruzar por la esquina porque se me había hecho bastante tarde y a lo mejor habían empezado a almorzar sin mí.En la casa de mi hermano estaban bastante preocupados por mi ausencia sin previo aviso, pero al verme llegar con tan extraña planta empezaron las indagaciones del origen de esa maravilla. Por supuesto que les dije como la había conseguido pero ni se imaginaron el “precio tan alto” que tuve que pagar por ella.

Ya sabemos como son esas reuniones familiares de los domingos, por eso no pude acudir a mi cita con el jardinero, porque además de almuerzo estaba incluida la cena.Realmente después del “polvo” tan violento que me había echado sobre las sábanas de los patrones del jardinero, esa paz que me dio esa reunión familiar me hizo olvidar de mi cita.En realidad no fue un olvido total, porque pensé postergarla para la noche y así lo hice.
A la vuelta para mi casa no tomé para el centro tomé rumbo a Punta Gorda, claro que como eran más de las diez de la noche todo estaba oscuro la casa incluida, aunque toqué timbre nadie se asomó para ver quien llamaba. 

Supongo que el jardinero pensó que le había tomado el pelo y que nunca más volvería o a lo mejor se arrepintió como la mayoría de los casados que tienen sexo con un hombre y después se sienten culpables.
Me quedaron muchas interrogantes por saciar en mi curiosidad como las siguientes:

¿El jardinero se dejaría coger? Porque ese culo invitaba para penetrarlo y para mucho más… ¿Por qué había chupado mis dedos empapados de semen? ¡Sí la mayoría rechaza eso! La gente es tan rara que se puede esperar cualquier cosa hoy en día.

Pasé en varias oportunidades por allí pero siempe vi la casa cerrada y las pocas veces que vi gente en el jardín eran niños o personas mayores que supongo que serían los ricachones esos de los que Carlos me había hablado.

Espero comentarios como siempre.
Autor: Omar
omarkiwi@yahoo.com


2 comentarios:

  1. cuando era un niño de 9 años un hermano mayor de mi madre,, me quizo meter su pinga flacida pero muy humeda con solo sentir esa cabeza mojada en la entrada de mi culo,, senti un placer enorme ,,, mi madre lo descubrio y lo corrio de la casa ,, yo me quede con ganas de que me ronpiese mi culo ,,,y hasta hoy recuerdo esa sensacion de una verga en la entrada de mi culo y me meto lo que tenga a la mano
    el puño de un tolete de policia.hasta un pepino... para darme placer por el culo....

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  2. pero honestamente hablando omar crees q me voy a leer todo esa historia q escribes solo para conocer q eres una loka mas q le gusta la pinga y q sueña con morir ensartada el ojete tuyo x una descomunal verga? no papito estas bien equivocado y te aconsejo que mejores tu bloque poniendo machos de verdad en cuerpo y verga para nuetro deleite visual de lo contrario ni tu mismo vad a entrar a tu bloque

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