Era un domingo cualquiera y yo me encontraba en la intimidad de mi hogar, que es algo que me gusta mucho, por lo general cuando estoy en casa visto el traje de Adán, y créanme: Es una sensación que se disfruta cuando vives solo y eres dueño de tu espacio. Lo que a continuación les voy a contar es una de las experiencias mas intensas y llenas de morbo y olor a sexo que jamás ustedes escucharan de ser humano alguno. En esa tarde del domingo, un poco antes de las 6:00 PM; escucho el tocar de la puerta y automáticamente me pregunto ¿Quién será, y a esta hora?. El hecho es que me levanto de mi letargo y recurro rápidamente a buscar una toalla para cubrirme y saber quien osaba perturbar mi cálido descanso lleno de pensamientos y fantasías poco aptas para menores de edad... Cuando abro la puerta dando cabida a una hendija de poco menos de 20 centímetros, tengo en frente a un vendedor de Queso de esos que pregonan en los pasillos de los edificios algo así como "Queso de mano y Telita".
La figura en frente de mi puerta era casi un atentado a la lujuria y las buenas costumbres, algo así como el colirio perfecto para cualquier irritación visual de la que pudiera sufrir cualquiera de nosotros después de ver videos porno y programación regular desde el Viernes hasta el atardecer de un Domingo, un hombre de 1.85 de cabello cobrizo, con barba al descuido de mas o menos unos tres días, pantalones vaqueros tan desahogados que mostraban una especie de tienda de dormir y que a la vez describían unas piernas anchas y muy gruesas en perfecta armonía con lo voluptuoso de su cuerpo, camisa abierta hasta el centro de su pecho, que es tán ancho como el de un luchador mostrando una perfecta vista de un vello rebelde y estrepitosamente abundante; que se asoma con todo el ímpetu y la arrogancia de un pura sangre que acaba de aparearse con la mejor de las yeguas. Sus bigotes, si los podemos llamar así; de alguna forma son como una especie de brocha de pelo ancho y grueso que estaba cortada sin patrón alguno, en su frente se asoman gotas de sudor que la recorren como muestra de agotamiento y arduo pregonar.
Las manos son un detalle que jamás olvidare: Cada uno de sus dedos son del ancho de lo que asemejaría un espárrago de perfecta formación, con una textura casi palpable de lo que son unas manos de macho trabajador de la tierra, en el esplendor de toda esta visión el paquete que mostraba en el centro de toda su casi perfecta formación era algo que dejaba mucho para la maquiavélica imaginación de este alarmado narrador, que todavía no salía de su asombro ante semejante semental que por casualidad había interrumpido su cálido estado de relax de ese dichoso Domingo.
Tremenda arrechera... Esa imagen, aunque duró lo suficiente para contarles y describirles lo anterior y más, se desvanecía ante mis ojos y seguido a mi repuesta de que no quería comprar queso en ese momento cerré la puerta y tras unos segundos de recuperación recordé que tenia una fiesta llanera en el sauna a donde casi siempre suelo ir, a reunirme con viejos amigos a quienes les encanta los encuentros de poca ropa y de mucha relajación (aunque esto sea motivo de relajo en los oscuros cuartos de este formidable local, cuyo nombre me reservo para no enjuiciar cualquier comportamiento de quien lo frecuente...), tras salir de forma casi olímpica en busca del vendedor lo logro capturar en el piso de abajo y de forma muy acelerada le explico que sí necesitaba de su mercancía... aunque la expresión no abarcara lo que en realidad quería adquirir de él pero bueno; realicé mi compra de pasillo y él se despidió de forma muy cortes con la promesa de que pasaría el mes entrante para saber si necesitaba mas queso, promesa que me hizo maquinar y elucubrar terribles ideas, todas estas con el firme propósito de seducirle e involucrarlo en uno de esos miles de sexuales pensamientos de los cuales él fuera el único protagonista.
Pasaron mas de 6 meses hasta que a mediados del mes de Febrero del 98 escuchara de nuevo su pregonar y el toque a mi puerta; que resultó como el despertar después de muchos fines de semana y momentos de alta ansiedad, esperando que apareciera de nuevo ese motivo causante de una lujuria que casi no podía controlar... Pues si, ese día como un domingo idéntico a los demás y tras una resaca terriblemente intensa resultado de la celebración del cumpleaños de mi hermano, que también resulta ser participante del homo-sex, pero con gustos y rasgos totalmente distinto a los míos, me dispongo una vez mas a abrir las puertas de mi imperio y saber quien estaba detrás de estas; sin jamás imaginarme que resultaría siendo mi tan anhelado quesero, pero esta vez con mas presencia e ímpetu de macho buscando guerra en plena temporada de apareamiento; para su desgracia y mi suerte en esta oportunidad yo fui mas aguerrido y con mas agallas de las que él demostraba le compré varias porciones de su producto aunque la adquisición que en realidad mi hambrienta boca quería degustar no se encontraba en aquella gris gavera; por el contrario: Estaba debajo de su imponente y majestuosa panza que se mostraba en frente de mi como la mejor de las visiones corporales que mis ojos jamás hayan degustado, en esta oportunidad mi morbo y mi lujuria calculadora de todo lo que tenia en mente para devorarme aquel majestuoso varón que seria objeto de mi apetito sexual.
Como primer paso abrí las puertas y le di entrada en mis predios ya de antemano tenia puesto en mi televisor un canal porno de esos que hay en la TV por cable con un volumen acorde sin que causara mayor espanto en sus oídos pero que si abriera el anhelo curioso del saber de donde provenía aquellos sonidos carnales producto del debatir de una escena de estrepitoso sexo, como de costumbre yo estaba en mi atuendo habitual: Un pequeño paño que a duras penas cubría las dimensiones de mi cuerpo que sin llegar a la semejanza son mas o menos el 50% de las de el; acto seguido mi impetuoso Sansón mostró cara de asombro ante lo que escuchaba y veía fijando sus ojos en mi cara y percibiendo de mi la mas absoluta serenidad, sin sospechar en ningún momento lo turbio y húmedo de mis pensamientos. Fue en ese entonces cuando yo comencé a descargar lo pesado y ardiente de mi artillería que por nada resultó ser lo mas ajeno a sus pensamientos. Noté en ese momento un olor extraño a lo inmenso de nuestra cercanía y es cuando le pregunto a que razón se debía... él, con cara de bonachón muy amigable; me responde "no se preocupe, es que se derramó un poco del suero que vendo mostrándoselo a un cliente..."
Los sonidos del televisor eran cada vez mas concisos en medio de nuestra conversación y de forma natural y espontánea deslizó su mano en lo que era mi ansiada mercancía, momento oportuno para yo humedecer mis labios y esbozarle una sonrisa en afirmación de su gesto; sin mas titubeo procedí a ofrecerle un vaso de agua o un trago de ron seco que era lo que yo tomaba en ese momento... Mi anhelada víctima decidió por la segunda opción y aprovechó para explicarme lo que era el proceso de la obtención de su producto en venta... La curiosidad mató al gato; e hizo de este aunque no una presa muy fácil si era digna de una muy buena caza y exclamó con voz ronca y muy determinante que coño es lo que se escucha allá dentro. Yo le respondí con voz serena: "Es una película que estoy grabando y que tengo que entregar en unas cuantas horas", -¿Pero que película es? -Y dije yo "una porno... la quieres ver?". Caminamos hasta la habitación y clavando su mirada hasta el ultimo vertical de la televisión exclamó asombro y agrado en cada una de sus toscas y varoniles facciones, posterior a su embeleso me retiré y di unos minutos de absoluta intimidad entre lo que representaba las imágenes y los pensamientos de mi consternado macho.
Fue en ese entonces cuando supe que lo tenia en mi terreno, no desaproveché ni un minuto: Le ofrecí un trago de nuevo pero esta vez a pico de botella, a lo que el accedió casi de forma sonámbula por lo embelesado de su visión, enseguida le dije que si quería que se hiciera una paja que yo haría lo mismo en el otro cuarto, casi de forma automática cuando mi emperador abrió el botón de su pantalón y desenfundó aquella pieza de carne, que solo se pudiera comparar con el brazo de un recién nacido. Afiló sus manos en busca de sus enormes bolas y al mismo tiempo regalándose una caricia en su pecho; yo estaba a reventar y le daba menos de 30 segundos a que me invitara o si no lo haría por mi cuenta...
No pasaron ni 5 segundos, con la mano derecha sujetaba aquella bestia y con la otra se acarició el cabello; yo aproveché para lanzarme en un plonyon casi olímpico, del cual mi macho solo respondió con un profundo "coñoooooo que vaina tan rica!"; acto seguido me incorporó y arrodilló nuevamente para tenerme en absoluta simetría con las enfundadas que le estaba dando; yo muy hábil en el arte del sexo oral o mejor dicho de la mamadera de güevo hice lo que él menos esperaba, y con lo poco que me dejaba respirar procedí a propinarle
movimientos musculares en lo profundo de mi garganta, uniendo a estos mis amígdalas y hasta mi epiglotis. A él le resultaba como si cogiera la mejor vulva de su vida. Sin perder tiempo y escuchando sus profundos jadeos y ayudándome con sus enormes y fuertes brazos me desprendí de mi acoplamiento con un profundo dolor, pero sabia que si lo succionaba tres veces mas este acabaría en menos de un chasquear de dedos... y eso, mis amigos; es lo menos que yo deseaba. No perdí ni un instante y comencé a meter los manos en su camisa de la cual despedía un olor que creo jamás olvidaré porque era el de un macho trabajador y a la vez el de una bestia en celo emanando lo mas viril de sus hormonas.
El, por su parte; acariciaba mi cabeza y rasgaba con sus enormes manotas cada milímetro de mi espalda haciendo una especie de juego de pares y nones de las montañas de pelo que posee mi espalda. Una vez que extraje su camisa le propicié una exquisita lengüetada en una de sus enormes tetillas las cuales parecían una fruta verde de lo erecta que se encontraban; no dejaba de acariciarle su hermoso pecho que parecía un muro infracturable adornado con la mas espesa selva de pelos castaños oscuros... Fue en ese instante que deslice mis manos por su espalda casi de forma nula ya que las dimensiones de mis brazos no abarcaban aquella nevera fiesta de 22 pies que solo tenia de esta sus dimensiones porque corporalmente lo que despedía era un calor febril que casi quemaba a su contacto....
El me acercó a su regazo casi de forma violenta ycomenzamos un intercambio de caricias acompañadas de manotazos, lamidas y muchos jugos bucales emanados de forma espontánea. Yo le terminé de bajar los pantalones y el hizo lo propio con mi diminuto paño, así como sus zapatos. Me retiró un poco de su cuerpo para observarme y a la vez obsequiarme las dimensiones de una verdadera imagen de lo que es un luchador de sumo con pelos y acompañado de la verga mas gruesa aunque no tan larga que mis ojos viesen, mis manos acariciaran, mi sedienta boca mamara y mi culo se comiera....
Como pude le di la vuelta mientras palpaba sus enormes cojones al mismo tiempo que los lamía e intentaba mamárselos juntado su enorme verga como un solo bocado, una vez de espalda y casi en contra de su voluntad logre darle un lenguetazo a menos de unos centímetros de lo que es la curvatura de unas duras nalgas que esconden un tímido agujero. Su reacción fue casi de escalofrío y espasmo; a lo que respondió con el acto mas desesperado que he visto cuando alguien quiere que le mamen el culo, con su mano derecha la puso en la base de mi nuca y casi de un sopetón me hundió en una de las mejores exploraciones de cavidades anales que yo haya dado; la lamía y a la vez la chupaba y mordía, mi víctima no daba pie con bola no sabia si acababa o moría del placer.
Aproveché para acariciar sus sacos que me quedaban en la mano izquierda; él deslizaba mi cabeza como el que ralla queso entre su culo y la base de sus bolas, yo mientras tanto me masturbaba sin ningún apuro ya que sabia que el mejor plato estaba por dármelo y eso era la cogida de mi vida... aún sabiendo que si me metía todo ese monstruo en mi culo lo mas posible era que quedara lisiado por el resto de mi vida; pero nunca pensé lo que el quesero tenia en mente. De nuevo otra pausa pero esta vez para lo mejor: Me levantó en brazos y me colocó en la esquina de mi cama empujándome de espaldas contra ella, tomando cada uno de mis tobillos y formando un ángulo de mas de 180° en el cual se hundiría para darme una vasta y señora mamada de culo en la cual corría la baba como la de un perro en celo. Yo como pude me medio-incorporé apoyando los almohadones de mi cama detrás de mi espalda y con mis manos acaricié por unos instantes su inmensa cara y sintiendo esa barba bruta y salvaje en las palmas de mi mano. Para mi sorpresa y deleite mi alazán lamía la base de mis bolas sin mostrar mayor rechazo con lo cual en muy poco tiempo y casi sin darme cuenta devoro mi verga en aquella gigante cavidad bucal. No es que mi verga sea muy pequeña si no que las dimensiones de su cara y todos sus elementos son gigantescos. El hecho es que aún con mi verga en su boca su cara demostraba asco y a la vez placer con gestos de quien devuelve pero traga del gusto de algo que por primera vez prueba pero no desaprueba del todo... Así que lo ayudé un poco, pero si continuaba creo que acabaría casi de forma inmediata y ahí si era verdad que la cagaba.
Lo maniobré de tal forma que logramos hacer un perfecto 69 por unos momentos, pero eran los sonidos de la TV, la lujuria y el placer lo que nos tenia tan posesos que brincó de forma inmediata y se incorporo por completo en la cama, me puso en cuatro patas y luego de unos lengüetazos me calzó como un toro que no midió la distancia ni las medidas de su verga. Mi grito fue de placer y dolor, como si me arrancaran el alma de un solo coñazo; pero el imaginar lo que era esa mole de hombre quien me estaba matando mostré toda mi hombrura y aguanté el castigo como el mejor de los obsequios, y aunque suene enfermizo y despiadado me lo emburró como nadie lo ha hecho hasta el momento.
Sus embestidas eran sensaciones que hoy todavía siento y de las cuales me gustaría sufrir hasta mis próximas vidas... Pasaron unos momentos de este maldito placer cuando sentía sus manos que casi me arrancaban la piel y los pelos de la espalda y para el momento de su orgasmo este sujeto mi garganta y me atrajo hacia el, pensando yo que me desnucaría del corrientazo y la acabada que me estaba echando. Su leche inundó todo mi ano y creo que dejo medio litro en mi estomago de lo recia de la presión con la que corría su semen en mis entrañas, suspiró y se desplomó encima de mi como el guerrero en su ultima batalla. Se incorporó y se dirigió hacia mi verga tomándola con ambas manos como quien se va a comer un helado por primera vez en su puta vida; la lamió y comenzó a engullirla con una furia casi descomunal.
Fue tanta mi sorpresa que me sentía super-distante de acabar y por el contrario a mis ideas, este coño la chupó de forma profesional y recogiendo todos sus fluidos uniéndolos con las gotas de semen y preparando una especie de lubricante el cual untó su culo. Sin yo decir una palabra me acoplé a él tal cual lo hizo él conmigo...
No perdí ni un ápice de tiempo y aún casi sin reaccionar lo penetré de casi un solo sopetón; a lo cual él dijo "coñodetumadre me vas a romper el culo, o mejor dicho lo rompiste... dale de nuevo, más duro...!". Continué haciendo tal cual como lo pidió y, observando que comenzaba a tener una nueva erección en la cual se pajeaba como un adolescente; seguí bombeando y abriendo sus nalgones de forma que no olvidara la cogida que le estaba pegando. Así que fue el momento en que la naturaleza nos vence y como dice un gran amigo mío: "Las hormonas hicieron lo suyo" y si, estaba yo acabando dentro de aquel varón al mismo tiempo que él. Esta vez los aullidos y los gritos eran al unísono y formaban un dúo perfecto de gritos y gemidos de los cuales pienso que tuvo que enterarse todo el edificio, la urbanización y creo que hasta el país entero..... Ah, y como regalo extra después de todo este acto de lujuria humana entre dos machos me dio un beso bien masculino; de esos donde su lengua exploro toda mi boca para luego retirarla y luego acarició mis labios con sus enormes manos.
Han pasado mas de dos años y cada tres semanas mi quesero, que por cierto se llama Julio Cesar; pasa por mi apartamento para vender lo que nadie imagina es el mejor producto de su cuerpo y de su naturaleza. Por cierto nunca he probado ni el queso ni la nata que vende, imagino debe ser tan buena como el suero que produce su próstata, pero para eso ya habrá mas tiempo...
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