domingo, 10 de febrero de 2013

Otra aventura en el Cine Porno

Una tarde calurosa de verano, yo andaba con ganas de descongestionar mis vesículas seminales por eso llamé a varios amigos; algunos no podían y otros no estaban en Montevideo.

Pensé en pajearme, pero no me entusiasmé con hacerlo porque yo quería algo más intenso, anduve buscando en el periódico para ver si había algún taxi boy, pero tampoco me convenció esa idea así que decidí ir a cine porno a ver que encontraba.

Pagué mi entrada y me ubiqué en una de las salas que encontré en la oscuridad de ese recinto, al poco rato un tipo sesentón se ubicó a mi lado.

Como no me gustó, me cambie de fila con tanta buena suerte que fui a sentarme al lado de un tipo de unos 28 años, él cual tenía la verga para afuera de su bragueta y se estaba masturbando al compás de las escenas de sexo oral que estaban apareciendo en la pantalla.

Suspendió la paja que estaba haciéndose, como yo lo miraba y no hacía nada me tomó la mano llevándola a su verga, la apretó allí como señal de que se la jalara, cosa que hice inmediatamente, sintiendo la humedad de su verga porque el muchacho se la había escupido varías veces para lubricarla.

Mientras lo pajeaba intenté besarlo, cosa que rechazó, sin decirme nada me retiró la cara, seguí apretando su verga y tironeando de ella hasta que los latidos se aceleraron dándome a entender que estaba por eyacular.

Como había hecho al principio poniéndome su mano allí, muy rápidamente me la sacó y con la verga a punto de estallar se levantó dirigiéndose al baño impúdicamente con la pija en su mano.

No lo seguí porque como no me hizo ningún gesto de que lo hiciese supuse que iría a pajearse allí a su voluntad sin la necesidad de que yo continuase lo que él me había hecho empezar sobre su verga totalmente pulsante.

Me quedé solo con mi calentura a flor de piel y mi verga a punto de estallar dentro de mis vestimentas, pero por suerte ese abandono no fue por mucho tiempo.

Se me acercó el tipo sesentón que al principio no me había interesado pero con la calentura que me había dejado el muchacho ese, esta vez no me retiré cuando él se sentó a mí lado.

Me dio un beso tremendo introduciéndome expertamente su lengua, claro llevaba más de cincuenta años haciéndolo y era magistral la forma en que me succionaba la lengua, al mismo tiempo su mano trataba de bajarme la cremallera para apoderarse de mi pija la cual no aguantaba más tanta excitación por lo tanto lo ayudé a sacarla fuera de mis pantalones.

La agarró con su mano y lentamente comenzó a masturbarme, cosa que le retribuí muy prontamente porque él tenía su verga hinchadísima afuera de su bragueta chorreando tanto líquido preseminal que mojó el asiento del cine por la abundancia que ese fluido se exteriorizaba a gran velocidad..

-Vamos... al reservado...

Lo seguí al sitio donde me había invitado porque no aguantaba más tanta excitación y él tampoco porque me fue poniendo el condón en la oscuridad de la sala, por eso cuando llegamos al sitio que había para encuentros privados no hubo necesidad de nada más.

Se puso en cuatro sobre un asiento que había allí ofreciéndome su culo portentoso y tremendamente dilatado diciéndome: 

-Dale... Metémela..., ya me cogieron cuatro antes que vos pero todavía no acabé,
perdóname si no te la chupo quiero que me la metas toda... se ve que tiene un lindo tamaño...

La apoyé en su agujero abierto y se la metí, con un solo empujón le entró toda por la terrible dilatación que tenía ese ano, no pude bombearlo mucho porque mi pija bailaba allí dentro mientras él se pajeaba a dos manos diciendo que no sentía mucho pero que lo calentaba sentir como mis bolas pegaban en las suyas.

-AHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHhhhhhh!!!!

Estaba por acabar cuando sentí que unas manos me tocaban las nalgas y unos labios muy calientes me la besaban, quise darme vuelta para ver quién era, pero esas manos me lo impidieron.

Una lengua muy gomosa trataba de introducirse en mi interior mientras un “chac chac chac” muy sonoro delataba que la pija de ese tipo estaba siendo pajeada a gran velocidad mientras su lengua hurgaba mi hoyo.

El tipo que estaba detrás de mí gemía mientras introducía su lengua en mi ano y en unos instantes aumentó tanto la velocidad de los movimientos sobre su pija que por los ruidos que de ésta provenían parecía que se la iba a arrancar.

Acabé como loco dentro de ese amplio recto que tenía delante de mí, pero el otro tipo abandonó mi orto justo en el momento que este comenzó a latir mucho anunciando que me iba a derramar dentro del sesentón.

Al fin pude verle la cara porque se puso de costado y le dijo al tipo que aun permanecía con mi verga dentro de su canal:

-Dale viejo!! Chupámela que no aguanto más!!!

Era el muchacho con el cual nos habíamos estado pajeando en la oscuridad de la sala y que me había abandonado sin invitarme a ir al reservado para terminar lo que habíamos comenzado mientras el sexo oral iluminaba la pantalla..
En muy pocos segundos el sesentón tenía la boca llena de la leche de ese muchacho que tuvo una eyaculación muy abundante, tal vez porque había retardado que esta se produjese al abandonarme en la sala.

Una vez que se sació de leche por la boca y por el ano se pajeó a toda velocidad derramando su blanquecino néctar sobre el sillón donde estaba montado con el culo al aire.

El otro se apresuró en irse, seguramente al baño a lavarse la herramienta que había estado en mi mano y en la boca de ese señor.

-Que linda cogida me diste!!!! Los otros fueron el aperitivo pero vos y ese otro me dieron el postre!!!

Me dijo que se llamaba Norberto, que era casado pero como su mujer estaba inválida él venía seguido a este cine a gozar un poco ya que en su casa no podía desahogarse.

Mis vesículas seminales se habían vaciado, así que para que iba a prolongar una conversación que no me interesaba ni tenía tiempo de escuchar sus confesiones, tal vez hubiese sido interesante pero quedé satisfecho con el agasajo que me hizo su orto y me fui de allí despidiéndome muy cortésmente de ese tipo sesentón llamado Norberto.


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