domingo, 10 de febrero de 2013

El Albañil de Artigas



En los últimos días no me sucedió nada importante o que deba trascender pero como mis amigos desean conocer todo lo que me sucede, lo voy a relatar para que vean que a mí también me ocurren esa clase de cosas o relaciones que ni fu ni fa.

Hace un par de días iba para mi casa por la calle Yi, por esa misma calle venía un tipo alto, morocho, muy corpulento, de cabello lacio, mientras nos íbamos acercando noté que él estaba mirándome con unos ojos castaños muy penetrantes e insistentes.

Al pasar al lado mío me saludó y me preguntó si yo no vivía en la calle Ejido, le contesté que no y cuando iba a continuar mi camino me pidió disculpas porque me había confundido con un tipo que vivía en esa calle.

-No tiene importancia...

En vez de seguir su camino continuó al lado mío conversándome de cosas que a mi no me interesaban para nada hasta que llegamos al edificio donde yo vivo.

-Vos vivís acá? Lindo edificio!!!

No era un tipo lindo, era morocho como ya dije, pero lo que impresionaba eran sus brazos muy gruesos terminados en una manos muy grandes, por lo que me puse a pensar:

"Con esas manos como será su verga??!!

Como el tipo no hacía ningún ademán de irse para seguir su camino, lo invité a tomar un café, cosa que aceptó diciéndome:

-Bueno... pero que sea rápido porque estoy trabajando y tengo que ir hasta la Plaza Independencia a entregar estos papeles.

Mientras subíamos en el ascensor siguió diciéndome que le gustaba el edificio y cuando entramos a mi depto. exclamó:

-Todo esto es tuyo!!! 

Mientras preparaba el café me contó que era albañil que vivía en Las Piedras con su mujer pero que era del departamento de Artigas.

Su mirada expresaba que tenía otras intenciones u otra necesidad pero no se animaba a planteármela solamente me preguntó si era casado.

Le respondí que no y me contestó:

-Yo me casé hace 10 años cuando tenía 22, pero lo que más me gusta es que me chupen la verga pero tengo que calentar mucho a mi mujer para que me lo haga...

Se produjo un gran silencio el cual fue interrumpido por el silbato de la cafetera que anunciaba que el café estaba listo.

Lo miré y vi que sus brazos eran más gruesos de lo que había notado en un principio por lo que le dije:

-Que brazos!! No me había dado cuenta!! Sí tenés la pija así pobre tu mujer!!

Sonrío y me contestó:

-Nada del otro mundo, hasta ahora nadie se quejó...

No sé de donde saqué tanta audacia, estiré mi mano y le toqué la bragueta, como él no hizo ningún gesto de desaprobación, le bajé la cremallera, metí la mano y extraje de entre sus ropas una verga oscura muy calientita... eso sí muy gorda pero bastante corta.

Gimió de placer al sentir que mi mano se apoderaba de su miembro viril y cuando le corrí el glande para ver la cabecita" rosada dio un tremendo suspiro mientras que con su mano empujaba mi cabeza hacia abajo para que lo hiciese disfrutar de una chupada que supongo que era lo que le apetecía en ese momento.
Sin más palabras y sin perdida de tiempo su verga terminó dentro de mi boca.

Le hice un trabajo fenomenal de ir y venir con mi lengua traviesa lamiéndola en su escasa extensión pero el grosor cada vez se acentuaba más por la excitación del tipo que lo demostraba con unos terribles gemidos cada vez que su pija atravesaba mis labios metiéndose dentro de mi boca hasta tocarme la úvula.

-AAAAAHHHHHHHhhhhhhhh!!!!!! uuuuuyyyyyyyyyyyyy!!! Seguí Como me estááááááááááááás haciendo gozaaarrrr, voy aaaaa acabaaarrrrr!!!!!

No me dio tiempo para más, saqué de mi boca esa verga palpitante justo antes de que se produjese la explosión final que extrajo de sus bolas bamboleantes una generosa cantidad de leche blanquecina la cual cayó al piso justo entre sus pies dado que él permaneció sentado durante toda la "Operación mamada".

Una vez que su verga dejó de latir entre mis manos que trataban de extraerle los último restos del semen que fluía por su canal uretral, él la guardó sin siquiera 
lavarla, se levantó antes de que yo pudiese sacar mi verga porque esperaba una retribución.

-Se me hizo tarde... no puedo tomar el café, me esperan... tengo que entregar estos papeles...

Se puso muy nervioso y ansioso por irse a entregar esos papeles, por lo que no me quedó otra solución que bajar a abrirle la puerta y dejarlo ir.

En la puerta al despedirlo le dije que quedaba el café pendiente, que cuando pasase por mi casa entrase a terminar lo que habíamos empezado.

Muy balbuceante y con ganas de huir me dijo que sí y desapareció de mi vista y de mi vida hasta el día de hoy.

Yo quedé caliente y con unas ganas tremendas de gozar expulsando mi semen aunque más no fuese entre sus manos, pero como me tenía que ir a dar unas clases, el café quedó hirviendo dentro de la cafetera sin que nadie lo bebiese hasta la noche en que volví de trabajar.

Mis largos años de experiencia me dicen que este tipo no vuelve más, es de los casados que se sienten culpables porque alguien les haga la mamada que desean y luego que lo logran dejan caliente al que se las hizo y no vuelven más.


No hay comentarios:

Publicar un comentario