Hola me llamo Pablo soy de Mex. tengo 25 años y quiero contarles algo que me sucedió la otra vez.
Eran las 6 de la mañana, tome el autobús que me llevaría a mi trabajo que se encuentra a una hora aproximadamente de donde yo vivo, había pocas personas yo tenía un poco de sueño así que quise aprovechar para dormir un poco, busque casi los últimos asientos y me dispuse a descansar, cerré mis ojos y se me vinieron a la mente escenas eróticas de una película que dos días antes había visto y mi verga comenzó a ponerse muy dura tan dura que hasta me lastimaba el pantalón, aprovechando que no había nadie cerca me metí a mano y me acomode ese tronco duro para que estuviera mas cómodo, cuando lo tome estaba todo lubricado y eso me excitó así que decidí acariciar sin parar, me sobaba todo ese bulto hasta los huevos, de pronto e autobús se detuvo y subieron más personas así que tuve que sacar mi mano del pantalón y hacerme el dormido, sin abrir los ojos sentí como alguien se sentó en los asientos de al lado, los abrí y era un tipo que efectivamente se había sentado en los asientos de junto, el tendría aproximadamente mi edad aunque más bajo de estatura pero lo que más me llamo la atención fue su tono de piel al parecer acababa de llegar de vacaciones ya que estaba bastante bronceado, no le di importancia y tuve que hacer lo posible por tratar de dormir para no pensar en aquella buena pajeada que no me pude hacer.
Mi verga seguía dura y no podía seguir así, hay momentos en los cuales los hombres tenemos la necesidad de sacar toda esa leche acumulada que tenemos hirviendo y que de alguna manera tenemos que apagar o de lo contrario terminaría regándose debajo de nuestros pantalones, metí la mano por el bolsillo de mi pantalón para seguir tocándome pero no podía por más que lo intentaba, así que puse mi maleta de tal forma que me pudiera meter la mano y no se viera lo que estaba yo haciendo, saque mi verga por completo y continúe con ese sagrado ritual masculino, de pronto el autobús freno del tal forma que se me cayó la maleta y mi verga quedo al descubierto, aquel tipo volteo a verme sorprendido y yo no supe que hacer tome rápido la maleta y en eso me dijo … “ vi que te estabas masturbando que no te de pena somos hombres y los hombres a veces tenemos muchas necesidades ” yo me sorprendí de aquellas palabras y le dije que efectivamente tenia razón.
Ya con más confianza le dije que entonces no había problema para que yo continuara haciéndolo total que ya me había visto y como no había nadie más en la parte de atrás de aquel autobús me dijo que el también iba a hacer lo mismo, se levanto de su asiento y se paso junto al mío se bajo el cierre de pantalón y saco una verga que también estaba completamente grande y dura, “ si que la tienes grande” y yo le respondí…”pues la tuya no se queda atrás” comenzamos a reír pero continuamos con aquel sube y baja de nuestras manos, en eso tomo mi verga y la comenzó a masturbar, era una sensación demasiado excitante y yo hice lo mismo, tome aquel trozo duro de carne ajeno al mío y comencé a pajearlo como si se tratase del mío ya que como hombres conocemos perfectamente de qué forma debemos tocar nuestros miembros porque conocemos los puntos más sensibles y nadie puede hacértelo mejor que otro hombre ya que al tener lo mismo también conoce cada uno de esos rincones, el placer seguía aumentando y a su vez debíamos actuar como si nada pasara ya alguien podría vernos y esa era la parte mas excitante, de pronto sus gemidos aumentaron y gran cantidad de leche espesa y caliente comenzó a derramarse de su enorme verga, el seguía masturbándome mientras yo tocaba mis huevos que estaban a punto de explotar, en eso un gran chorro de semen casi hirviendo salió a presión llegando hasta el respaldo de mi asiento, otro chorro cayó sobre su mano dejándola toda pegajosa, toda la parte trasera de aquel autobús tenia olor a semen, nos limpiamos y sonreímos, el autobús hizo alto habíamos llegado a nuestro destino, bajamos haciendo algunas bromas como si fuésemos los grandes amigos de mucho tiempo, fuimos al baño a orinar y seguimos haciendo algunas bromas de que si nos hubiese visto el chofer o algún otro pasajero, etc.
Nos lavarnos las manos, nos dimos un abrazo y nos despedimos, avance hacia mi trabajo y el corrió para alcanzarme diciendo “Por cierto me llamo Mario y este es mi numero…”
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