viernes, 24 de agosto de 2012

Diez Años Después


Desde niño estoy consciente de mi preferencia por relacionarme sexualmente con hombres y, como ya he comentado en reiteradas ocasiones, aunque me fijaba en los paquetes frontales, prefería penetrar, acariciar nalgas, besar culitos, si eran peludos tanto mejor. Accedí a desempeñar los roles activo y/o pasivo indistintamente hasta que cumplí 28 años, también eso ya lo he plasmado en un relato de los primeros que me publicaron.

Tuve muchas tentaciones siempre, compañeros de escuela, en sexto grado elemental, que si bien no me quitaban el sueño sí me atraían irresistiblemente: Tiburcio, Macario, Humberto, Eleazar, José Luis, Gregorio, Jaime, en fin, todos los muchachitos .

Sin embargo, y mereciendo mención aparte estaba nuestro maestro de sexto grado, el Profesor Lucio….yo tendría 16 años y él 25 cuando mucho…. Estaba recién titulado, era hermoso: usaba gafas de intelectual, alto, moreno, velludo, (se advertía a través del cuello abierto de su camisa y en esos brazotes de beisbolista consumado); varias veces fuimos a verlo jugar al “llano”, un lugar donde competían equipos locales amateurs….. Qué piernas de cabrón, fuertes, gruesas y qué pies….. enormes, sus zapatos de juego muchas veces atados por las agujetas colgaron de mi hombro, porque yo me ofrecía a ayudarlo siempre con sus enseres deportivos, lo acercaba a su casa, caminando, vivía cerca del llano.

Sufrí lo inenarrable cuando anunció su boda con una mujer horrible, para mi gusto, flaca, sin gracia y llena de acné. Pensé que era un desperdicio.

Pero fue a raíz de su matrimonio que, equipando su casa nos pidió a algunos alumnos que fuésemos un sábado por la mañana para ayudarle a despejar algunas áreas de trebejos que habían dejado los habitantes anteriores. Yo estuve el primero a las siete de la mañana, aunque la cita había sido a las 9.

Alrededor de las 8 a.m. yo me decidí a llamar a la puerta…. Lo hice insistentemente, hasta que escuché un ahogado: “Van, ya van”. Vino el profesor, entreabrió la puerta y entonces me di cuenta que interrumpí la cogida mañanera…me ha de haber odiado….pero yo me deleité la pupila; alcancé a ver la enorme cabezota de su verga bien parada, los pelos abundantísimos de sus piernas hermosas y cuando me pidió que esperara para darme la llave del cuarto de triques, se volvió y pude ver sus ricas nalgas, peladísimas, grandes, potables…… Me pidió que no volviese a llamar a la puerta, que recibiera a mis compañeros y que empezáramos a hacer el trabajo, que iban a prepararnos un desayuno su esposa y él.

¡Valiente desayuno! (pensé). Seguramente iban a seguir cogiendo, la méndiga vieja flaca iba a gozar las delicias de mi maestro. Con este pensamiento calenturiento abrí el cuarto de triques. No pude resistirme y saqué mi verga que ya estaba húmeda, hilillos de precum fluían y la cabeza brillaba…. Me he masturbado de tal manera que solté mucha leche adolescente…. Mi puñeta estuvo inspirada en la cogida que seguramente el profesor le daba a su mujer.

Las siguientes semanas, cuando estábamos en clase y el profesor caminaba por las filas de pupitres, yo (pienso que inadvertidamente para los demás), clavaba la mirada en la entrepierna y el trasero del maestro, advertía la huella o las costuras de sus boxer o calzoncillos, me imaginaba aquella verga dura y aquellas nalgas peludas… era un suplicio. Tenía que salir al baño y de nueva cuenta me puñeteaba de lo lindo.

Como todo lo bueno termina, acabó el curso…. Vino la ceremonia de entrega de documentos que nos acreditaban para pasar a la escuela secundaria y al despedirme, mi riquísimo profesor me dio un abrazo muy significativo, sentí que repegaba a mi pierna aquel bulto que se me antojaba delicioso…. Sólo me dijo: “Cuídate mucho chiquillo…. Espero volver a verte”.

Pasaron los años, nunca lo olvidé, a pesar de mis experiencias con muchachos de mi edad y algunas con hombres mayores…. Terminé mi secundaria, hice algunos estudios técnicos y finalmente entré a la universidad…. Justo cuando cumplía mis 23 años asistí a una conferencia que dictaba mi adorado maestro…. Fue una gratísima sorpresa. Para nada atendí al contenido de su disertaci&oac

ute;n. Todo el tiempo me lo pasé observando sus movimientos firmes, masculinos, atrevidos… volví a imaginar su entrepierna y sus nalgas peludas.

Con diez años más de edad, acercándose a las cuatro décadas, el tipo estaba más interesante, algo de canas en las sienes, lo hacían ver más atractivo…. Yo estaba con la verga durísima y emocionado por la sorpresa.

Al terminar el evento, era obligado acercarme a felicitarlo y agradecer “sus enseñanzas”. Le dio mucho gusto verme, me dijo que le esperara, que deseaba hablar conmigo y así lo hice.

Cuando salió, abordamos su automóvil, me comentó que su matrimonio había fracasado, que no hubo descendencia y que él se dio cuenta que le gustaban más los hombres que las mujeres. Esta situación me prendió más todavía y le dije que lo entendía. El profesor me dijo que él siempre supo de su imán sobre mí, que yo le gustaba pero no era pederasta. Que ahora la cosa cambiaba, los dos éramos adultos….que él estaba dispuesto a todo….

Me invitó unos tragos en su casa. Llegamos, preparó las copas, se quitó su saco de vestir, desanudó su corbata y yo le pedí que me permitiera ayudarle a desnudarse… no tienen idea de lo delicioso que fue desabotonar esa camisa albísima y sentir entre los dedos los vellos ensortijados de su amplio pecho…. Me calenté al máximo. Cuando hube retirado la camisa, seguí con su cinturón y al abrir el cierre de su bragueta, ya su enorme verga estaba como la mía, dura como roca…..

Le abrí el pantalón, lo bajé a sus rodillas y le pedí sentarse para retirarlo del todo luego de quitar sus mocasines…. Su miembro abultaba tremendamente el ceñido boxer de seda negra, vibraba, parecía tener vida propia… cuando quité sus calcetines me maravillé con aquellos enormes pies tan bien cuidados y un olor que me recordó sus zapatos de juego diez años atrás.

Me pidió que me desvistiera, se levantó, se acercó a mí y repitió las acciones que yo llevé a cabo con él, con la diferencia de que cuando quedé en calzoncillo, tocó nerviosamente mi paquete y tiró del resorte para ver mi armamento. No dudó en empezar a besarme la verga, a lamer el glande con una lengua tibia, deliciosamente morbosa….. engulló mi reata, se la comió completa…. Sin dejar de hacer me quitó totalmente la prenda, lameteó mis huevos, buscó mi culo, lo acarició con sus gruesos y largos dedos, y me hizo sentir en la gloria.

Bebimos de nuestros tragos y tomándome de la mano me llevó a su alcoba; nos tiramos sobre la cama en posición de 69 y nos dimos una mamada mutua exquisita….. su verga era mucho más grande de lo que yo recordaba haber visto: venas muy marcadas, incircunciso, cabezón enorme, huevos peludos de excelente tamaño, pero lo que acabó de enloquecerme fue el agujero de su culo, cubierto de pelos, con un aroma a colonia…..

Me hizo acostar de espalda, montó sobre mí, acercó su delicioso culo a mi cara y entonces pude saborearlo, lamí, traté de penetrarlo con la lengua, acaricié sus peludas nalgas, me sentí premiado por la vida….. acto seguido, fue moviéndose hacia atrás y entonces, empezó a sentarse sobre la cabeza de mi verga que rezumaba líquido preeyaculatorio….. fue controlando la ensartada, fue bajando suavemente, de repente se detenía, se levantaba hasta que mi glande quedaba a la entrada de su hoyo y luego de forma violenta se dejaba caer….. yo estaba en el quinto cielo…..

Decidió que cambiáramos de posición, se acostó de espaldas, me ofreció sus tobillos sobre mis hombros, le metí la verga de manera casi furiosa, con ganas de acabarme aquel culo que tantos años soñé y el mete y saca fue violento….. él gemía y me decía: “Así chiquillo, siempre quise ser tuyo, qué rico coges…. Métemela con fuerza…. Coges rico papacito, mi chiquillo, mi chiquillo…..” y soltó trallazos de abundantes, blancos y cremosos mecos sobre su peludo pecho al mismo tiempo que yo soltaba toda la carga de mis huevos en su intestino.

Nos levantamos, nos besamos apasionadamente y nos duchamos uno al otro…..

Terminado el aseo, nos vestimos en silencio, nos despedimos y….no lo volví a ver…. Hasta hace unos cinco años…. Convertido en un hombre de la tercera edad, muy atractivo todavía, pero es un señor sumamente serio. Sólo cruzamos

un respetuoso saludo mutuo.

Se me ocurre redactar otro relato donde narre mis fantasías pensando en que mi maestro me dé una cogida de las que ahora me gusta experimentar. Recuerden que ahora soy Inter y disfruto ambos roles.

Reciban mi saludo y mi invitación para seguir escribiéndome directamente para hacerme llegar sus comentarios, críticas y sugerencias.

Autor: Julian

Hermes_2003 ( arroba ) hotmail.com


1 comentario:

  1. como disfrute de este relato a mi me gustan las vergas gruesas y de mas de 22 cms.. para mamarlas y de ser posible me la metan en mi culo,,, 56 años me consideraba hetero pero he descubierto que siempre me han gustado los hombres mas que las mujeres y ahora que ya no se para la verga pues a darle gusto al cuerpo mamando y recibiendo semen en la boca y en el culo..

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