El amor no se ruega; se inspira, y si no eres capaz de inspirarlo, será contraproducente suplicarlo.
Siempre he vivido a unas cuantas cuadras de distancia de él, y siempre he creído que es el hombre más guapo y sexy del mundo, aunque no es la gran cosa que digamos: tal vez 1.75 de estatura un cuerpo normal atlético, con un poco de barriga a pesar de sus 25 años, unos brazos grandes y bien marcados, cara de cabrón, de cejas pobladas, ojos negros grandes y profundos, nalgas fuertes y respingonas, un gran bulto entre sus piernas, y tal vez lo que más me gusta y me derrite de él; un cuerpo cubierto por muchísimo vello negro contrastando con su blanca piel.
Se llama José Luis aunque en la colonia nadie le dice así sino pe-peludo, (una combinación de Pepe y peludo por el vello que cubre todo su cuerpo y que todos notan) y aunque muchos años ignoró mi existencia, la historia que cuento el día de hoy, es el resultado de la aventura increíble que viví con él y de un amor prohibido.
Somos casi de la misma edad, yo me llamo Carlos Fernando y tengo 24 años, y cuando tenía 18 años, allá en mi adolescencia, recuerdo que siempre me gustaba pasar por su casa y verlo retozando en el jardín o lavando el auto de su papá, con unos shorts muy cortos mostrando sus grandes y para ese entonces ya peludísimas piernas, a veces llevaba solo una playera sin mangas o el torso descubierto, mostrando su pecho lleno de espeso pelo negro.
Una vez lo vi echado de espaldas en su jardín presumiendo su peludo torso y axilas, tomando el sol con un minúsculo short que al pasar me pareció ver algo más, así que me detuve a unos cuantos pasos de su casa para inventar un pretexto y preguntar algo para volver a ver esa visión de masculinidad peluda, y para comprobar que mi imaginación no me había traicionado y efectivamente dejaba ver bajo su short sus genitales.
-Buenas tardes- le dije casi tartamudeando, él se quitó los lentes de sol y me miró con esa mirada retadora, ¿qué se te ofrece? Replicó, tenía que inventar algo rápidamente así que le dije que era su vecino y vendía unos boletos para la rifa de un aparato de CD, -en este momento no gracias- dijo contundentemente con su profunda y varonil voz, -bueno, gracias- me quede por unos segundos mirando como regresaba a su posición tomando el solo cuando abrió las piernas dejando salir un huevo enorme redondo y peludo, de esos huevos redondos con el pellejo colgando de tan grandes que son, deseé ser la mujer más puta y más bonita del mundo para lanzármele encima y tomar con mi boca y lamer esos hermosos y peludos huevos.
Al parecer se dio cuenta de cómo me quedé mirando su entrepierna, y sabiendo que tenía al descubierto un testículo solo atinó a decir: -me han dicho que eres el putito de la cuadra, pero a mi solo me gustan las mujeres cabrón, así que nunca podrás tener esto- y en ese momento se sacó la cabeza de su verga por el mismo lado donde se veía su peludo huevo, tenía la cabeza rosita y en forma de torpedo, con circuncisión y muy pero muy peluda.
-Sé que tu mamá y la mía son amigas, pero eso no significa que tú y yo lo seamos, así que lárgate, que ya viste suficiente- me dijo con una voz tornándose enojada, no tuve más remedio que irme casi corriendo de su casa, avergonzado de sentirme descubierto, pero al mismo tiempo excitadísimo, sentía mi propia verga a reventar y sólo me quedó llegar a casa y dedicarle la puñeta más deliciosa de mi vida al recordar la visión de su rica verga y peludos testículos.
A partir de ese día, me daba pena pasar por su casa a la hora que sabía que tomaba el sol o lavaba el auto de su papá, por temor a que fuera a golpearme o maldecirme, pero pudo más mi excitación de seguir viéndole desnudo, así que me las arreglaba para pasar rápidamente por ahí y verlo, él al contrario parecía indiferente a mi presencia y continuaba con sus baños de sol semidesnudo, y casi juraría que siempre esbozaba una pícara y sexy sonrisa, al notar cuando yo pasaba.
Pasó el tiempo y al cumplir los 20 años descubrí que al subir a la azotea de otro vecino podía tener una visión directa a su recámara, hacía abdominales desnudo en las mañanas frente a su ventana y yo veía su velludo cuerpo y su verga larga y peludos huevos colgándole de entre las piernas, cuando terminaba se iba a la universidad, y yo a la mía, y me pasaba el día pensando en su recién desarrollado, atlético y peludo cuerpo desnudo.
Una noche escondido, espiándolo por un agujero que había en la reja de su casa lo vi besándose con una chica de grandes tetas en el jardín, y me enfurecí, no me había dado cuenta hasta ese entonces que no solo me atraía físicamente sino que me estaba enamorando de él, a pesar de haber intercambiado palabras solo una vez, hace tres o cuatro años. Tan ensimismado estaba en mis recién descubiertos sentimientos hacia él que no me di cuenta que la chica había salido por la puerta y de que tenía la sensación de alguien en mi espalda observándome. Giré mi cabeza de entre mi escondrijo y lo vi parado frente a mí con una expresión de pocos amigos, en un rápido movimiento me tomó de mi camiseta y me puso de espaldas a él contra el auto de su padre.
-¿Qué demonios crees que haces maricón?- Na- nada, contesté asustado, acercó su boca a mi oreja presionando fuertemente su paquete contra mis nalgas y me dijo: – ¿querías ver como me cogía a la puta esta verdad? La muy zorra tuvo que irse pero me dejo muy caliente, ¿ya lo notaste?- al tiempo que presionaba su gran y parada verga contra mis nalgas. -Lástima que seas puto, porque tienes unas nalgas riquísimas, si fueras una hembra ya te hubiera dado la cogida de tu vida que tanto has querido todos estos años. Y ahora lárgate que ya te lo dije una vez: nunca podrás tenerme, ¡me das asco!- me empujó contra el piso y caí, algo en ese momento despertó en mi y me di cuenta que a pesar de estar enamorado de él todos estos años, había desperdiciado el tiempo ya que él nunca sería para mí.
Su respuesta había sido más que clara, y muy en mis adentros me conformé con verlo de vez en cuando en la calle o algún centro comercial, pero una noche dos semanas después, decidí ir a hacer un poco de ejercicio al parque que está a 4 cuadras de mi casa, iba ataviado con un short corto y ajustado que dejaban ver mis torneadas piernas y un culo bastante apetecible que atraía varias miradas del lugar. Al terminar de trotar y dirigirme a casa, un carro se acercó peligrosamente a mí y se estacionó rápidamente a tan solo unos pasos de donde yo iba a caminando, un hombre corpulento, alto y moreno se bajó, me tomó por la espalda y me obligó a meterme al automóvil.
Me dijo que no abriera la boca para gritar o algo o me partiría el labio en dos, yo estaba muy asustado cuando reconozco la voz del hombre que iba conduciendo el auto, -hola putito, hoy serás por fin mi mujer como siempre lo habías soñado- ¡era pe-peludo! Rápidamente contesté: – ¿De que se trata esto, que intentas hacer? – nada, sólo darte la cogida de tu vida, pero en vez de una tendrás dos vergas- señalando a su compañero que me tenía amarrado en la parte trasera del auto, el cual estaba sonriendo maliciosamente.
A pesar de lo morboso de la situación estaba francamente asustado, ya que no sabía cuales eran sus verdaderas intenciones y si pe-peludo fuese capaz de hacerme daño. Llegamos a una casa pequeña y con tan solo un colchón viejo en el piso, me obligaron a bajar y a desnudarme apenas entrando a la casa, teniéndome totalmente desnudo me amarraron las manos con una corbata y con otra me la pusieron en el cuello a manera de correa de perro.
-Esta noche serás nuestra perra- dijo pe-peludo al tiempo que se tocaba su bulto y acercaba su cara a la mía, y en ese momento pude sentir su aliento alcohólico. -Y ahora ponte en posición de perrito con la cabeza en el colchón, levanta el culo y menéalo- fue la orden de pe-peludo, yo con la cabeza hundida en el colchón y el culo levantado me sentía humillado y a su merced, tenía un rato en esta posición y al levantar un poco la vista veo que se habían desnudado de la cintura para abajo, y se estaban jalando sus vergas, la de Pepe ya la conocía pero en ese momento me pareció todavía más grande y más peluda, con una cabeza en forma de torpedo rosita y de un grosor considerable, parejo desde la punta de su verga hasta la base del tronco, la de su amigo era morena y también enorme, con unos huevotes peludos de color casi negro haciendo juego con sus peludas y morenas piernas.
-Levántate putito y saca la lengua y ponte a mamarnos los huevos- acercaron sus entrepiernas a mi rostro y pe-peludo me jaló de los cabellos hacia sus enormes y peludos huevos, un olor a macho en celo inundó mi nariz y un sabor todavía más a hombre cuando empecé a mamar y lamer esos huevos. Era algo que siempre había querido pero no en esta situación, me imaginaba a Pepe declarándome su amor y haciendo el amor toda la noche, en mis más guajiros sueños, pero no de esta manera ebrio, con un amigo e insultándome.
Alternaba los huevos de Pepe en mi boca con los de su amigo, los cuales eran todavía más pesados y grandes no me cabían en la boca cuando el amigo me pedía metérmelos los dos al mismo tiempo, hacía esto mientras ambos se masturbaban y me decían obscenidades.
-Que bien lo hace este puto- le decía su amigo a pe-peludo, en ese momento terminaron de desnudarse sacándose las playeras y dejando ver sus pechos peludísimos.
Me tenían con ambas manos agarrando mi nuca presionando contra sus vergas y huevos ahogándome, en eso Pepe se acostó boca arriba con peludas piernas abiertas y su enorme verga en forma de torpedo recostada en su ombligo, los huevos reposaban en el colchón de lo grandes que los tenía.
-¡Sigue mamando cabrón!- me ordenó al tiempo que tomaba con una mano mi cabeza y me obligaba a mamarle su instrumento. -Si así, que rico se siente, mamas como todo un experto, ¡así mi putito que todavía te falta sentirla en el culo!
En eso sentí unos dedos hurgando en mi culo y después la enorme cabeza de la verga del amigo de Pepe queriendo entrar, la cual no era tan larga como la de Pepe que debía medir unos 22 cms., pero era más gruesa del tamaño de la botella de un desodorante. Cuando Pepe vio eso se levantó enojado y le gritó a su amigo -¡No! ¡Al puto me lo cojo solo yo! A este no le quedo más remedio que retroceder, y conformarse con pasarme su gran verga por entre la raja de mi culo, mientras tanto Pepe regresó a la posición en la que estaba pero esta vez puso su cara a la altura de la mía, yo seguía en posición de perrito y me hizo verle a los ojos ¡que guapo era! Por un momento pensé que me besaría ya que acercó sus labios a los míos, pero en un movimiento rápido levantó un brazo y hundió mi cara en su sobaco peludo derecho, mientras me decía – ¿En serio creíste que te iba a besar maricón? Si quieres chupar algo, ¡chúpame los pelos del sobaco!
Su amigo se masturbaba viendo como pe-peludo me obligaba a pasarle la lengua una y otra vez por su sobaco lleno de largos y negros pelos. Tenía la cara hundida en su axila, cuando su enorme cabeza traspasa mi culo en un rápido empujón, sus 22 cms. de verga ya estaban enterrados hasta los huevos en mi culo, no pude más que gritar pero mi grito se vio ahogado por una maraña de pelos de su sobaco y un olor a macho sudado. Pe-peludo me ordenó seguir lamiendo sus axilas o tendría que darme un golpe en la cara, puso ambos brazos bajo su nuca mientras que moviendo su cadera seguía taladrándome el culo de una manera furiosa, con su vergota.
Mientras yo seguía lamiendo sus sobacos, con lágrimas de dolor resbalando por mis mejillas, su amigo acercó su verga al sobaco de Pepe, la puso reposando en su sobaco derecho y tuve que lamerla también, de pronto su amigo comenzó a jadear más fuerte y a derramar su semen sobre el pecho y la axila de Pepe, -Ahora límpiame los mecos con la lengua- me ordenó Pe-peludo, con una cara de cabrón, sintiéndose dueño de la situación.
Estaba lamiendo los mecos del sobaco de pepe, y lo dejé sin gota de semen, cuando el amigo me puso ahora su verga semi flácida para continuar limpiándosela, mientras Pepe no dejaba de taladrar mi culo, acelerando sus movimientos y diciéndome que le excitaba la mueca de dolor que yo tenía en mi rostro, comenzó a venirse dentro de mi.
-Aaahhhhhhh, Siiiii maricón, ¡ya tienes toda mi leche dentro!- con un movimiento rápido sacó su enorme verga de mí y se recostó sobre su costado dándome la espalda, y me dijo: -esta noche dormirás con nosotros, estoy demasiado borracho- y se durmió, y yo también me quedé dormido.
Por la noche algo tratando de penetrar mi culo me despierta, era su amigo el moreno, que me tenía de ladito y estaba detrás de mí, con un movimiento rápido tapó mi boca con su mano, y sujetándome fuertemente una pierna con la otra, me penetró de una manera brutal. Un inmenso dolor recorrió todo mi cuerpo, y lágrimas de dolor rodaron por mi cara, acercó su boca a mi cuello y empezó a besarme, mientras sentía su peludo pecho en mi espalda.
Me cogía fuerte y sin perder el ritmo, acercó su boca a mi oído y me dijo: -Te voy a quitar la mano de la boca putito, pero no vas a gritar o despertarás a Pepe, y no quiero que nos interrumpa, porque no quiere que yo te coja, siempre me hace lo mismo cuando un maricón le gusta mucho y lo quiere solo para él.
Así que Pepe sentía algo por mí, ¡aunque fuera solo deseo! No importaba, eso me daba una esperanza porque siempre pensé que yo le daba asco y ahora me sentía feliz, pero también me di cuenta que no era la primera vez que hacían esto, traté de olvidar ese pensamiento y así que dejé que su amigo me cogiera como él quisiera, yo estaba en las nubes. Su amigo me cogió de perrito, de lado, aplastándome con todo su peso, con las piernas en sus hombros, me hizo cabalgarlo, poniendo sus brazos detrás de la nuca, mostrándome también sus peludas axilas, y todo esto sin sacarme la verga ni un segundo.
Recordé el sabor y olor de los sobacos de Pepe y eso me excitó así que incliné mi cara y me puse a lamer las axilas de su amigo también. Al parecer esto le gustó mucho ya que acelerando sus movimientos comenzó a venirse también dentro de mí. Al mismo tiempo tuve un orgasmo y me vine en su estómago y pecho.
El amigo de Pepe que se llamaba Ricardo; no sacaba su verga de mi culo, sino que me cargó en sus brazos con su todavía dura verga como piedra dentro de mí, y me llevó a una esquina de la casa y nos sentó a ambos, me abrazo contra su pecho peludo y me dijo: – sé que estás enamorado de Pepe, pero el nunca te hará caso, esto solo fue una cogida para él, pero a mí me encantaste, Pepe no sabe que soy bisexual, y si un día te decides yo SI podría ser tu novio y tratarte como te mereces. Sus palabras me trasmitieron mucha ternura, y me sentía tan cansado que solo sonreí y me quedé dormido sobre su pecho, imaginando que era mi amado Pepe.
A la mañana siguiente Pepe despertó primero que nosotros, y nos encontró yo acostado sobre Ricardo todavía con su verga dentro de mí, y acostados en el piso. Pepe nos gritó… -¡Vístete pinche Ricardo, que tenemos que irnos, y tú maricón, vístete también y no creas que esto volverá a repetirse! -¡Parece que te saliste con la tuya cabrón y te lo cogiste, pendejo!- le dijo Pepe a su amigo mientras le lanzaba una mirada de odio, yo no entendía porque le molestaba tanto si yo solo fui un culo para él y nada más.
Me dejaron a unas cuadras de mi casa, arrancando su carro y desapareciendo entre el tráfico de esa mañana. Por esos días me sentí el ser más desdichado del mundo, oyendo en el estéreo de mi carro “no me enseñaste” de la cantante Thalía, manejando hasta mi universidad, para empezar un día más. A pesar de haber cumplido mi sueño de estar con él, eso no me causaba felicidad, por la manera en que había sido, solo me usó y fui un objeto para él, me sentía miserable y triste por el hecho de saberlo siempre ahí y que jamás podría tenerlo como yo quería.
Sin embargo el destino tenía preparado un giro de tuercas, que uniría nuestras vidas de un modo increíble.
Continuará…
Autor: BABYBOY
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