viernes, 20 de enero de 2012

El Oso


En las olimpiadas universitarias me lo pase en grande junto a….

La primera vez que lo vi fue cuando nos presentaron en una reunión para los deportistas más destacados de la universidad, en aquella época yo practicaba artes marciales y Pepe era el campeón de levantamiento de pesas, por lo tanto era un tipo bastante corpulento sin llegar a ser gordo, tenía una buena figura, no muy alto, blanco, de cabellos rizados, ojos grandes y velludo, pero lo que más me gustó de él fueron sus labios rosados y carnosos. 

Yo en cambio a su lado desaparecía a pesar de tener un cuerpo bastante desarrollado. Cuando me dio la mano, sentí tan fuerte el apretón que lejos de mirar al vacío como se suele hacer en estas ocasiones donde se saluda por cumplir, lo miré fuerte a los ojos y sentí la misma mirada profunda en él, sonrió y siguió de frente. Su caminar era gracioso, bambaleante de un lado al otro. Al tiempo nos volvimos a encontrar en una reunión social, Pepe me saludó como si me conociera de tiempo atrás y nos pusimos a tomar y conversar durante toda la noche, cuando ya la fiesta estaba en muere decidimos salir y tomar un taxi juntos, así lo hicimos y camino a mi departamento dejé a Pepe en el suyo, ambos vivíamos relativamente cerca el uno del otro.

Las olimpiadas universitarias nos juntaron por tercera vez, ambos tendríamos competencia a la misma hora, de nosotros dependía el campeonato, por tanto la tensión era mayor, siempre me dije que el mejor relajamiento es el sauna, así que faltando aun horas para competir me dirigí a los baños sauna del lugar y allí estaba Pepe, envuelto en su toalla, cuando me vio entrar sonrió, me invitó sentarme junto a él y la platica se inició.

 Sin embargo mi tensión era mucha, más teniendo a este oso a mi lado (porque descubrí que era sumamente velludo por el pecho, la espalda y las piernas). Cuando hubo un silencio entre los dos, me miró y me preguntó si sabía hacer masajes, que estaba muy nervioso. Yo respondí que sabía poco y que haría mi mejor esfuerzo. Entonces Pepe se desató la toalla del cinto, la extendió sobre la banca de madera y se echó de espaldas a mí, dejando descubiertas sus nalgas, que resultaron igual de velludas que el resto de su cuerpo, pero mucho más en la raja que se veía negra por los pelos. Si yo había ingresado al lugar tenso, pues allí ante ese espectáculo lo estaba aún peor.

 Me quedé de pie a su lado un instante, el mismo que me dio para ver que debajo de mi toalla se había formado un bulto muy notorio, estaba con una erección de a mil. ¿ Qué pasa? preguntó Pepe sin dar vuelta a la cara que la tenía de costado mirando a la pared. Nada contesté, entonces haciendo un poco de calistenia a mis manos empecé a trabajarle la espalda, más la posición en la que estaba no era la mas adecuada, así que le dije que me sentaría sobre él (con la toalla puesta, obviamente), él aceptó sin ningún reparo, así que de un momento a otro yacía en cuclillas sobre el culo peludo de un hombre que me atraía, los masajes que le estaba haciendo no solo lo relajaron a tal punto que se quedó profundamente dormido sino que hicieron que poco a poco mi toalla se abriera quedando prácticamente desnudo y con mi pene erecto sobre su raja peluda, me hice un paso hacia atrás...

yo seguía moviendo mis manos con mayor destreza, incluso utilizando movimientos del judo y del karate, hasta que la punta de mis 18 cm tocaron finalmente esa puerta de ingreso a la que quería llegar, el calor del lugar, el sudor, unos masajes en las nalgas que permitieron que las abriera poco a poco y mis deseos ardientes hicieron que casi imperceptiblemente y de una manera rápida mi pene se depositara en Pepe, podía ver como iba desapareciendo dentro de él, hasta el punto en que se lo tragara por completo, entonces empecé con un suave movimiento de mete y saca tan delicioso que ni yo mismo me reconocía retorciéndome del gusto, cuando ya estaba a punto de venirme de tanta excitación me di cuenta de lo que estaba haciendo y de la manera de cómo lo estaba haciendo, entonces me sentí avergonzado y me salí casi súbitamente, entonces pasó algo inesperado, Pepe habló por favor sigue haciéndolo, jamás nadie me había hecho disfrutar tanto de una culeada tan rica como tú , ni corto ni perezoso nuevamente tomé mi pito que aún se encintraba erguido, lo embadurné con mi propio sudor y se lo introduje nuevamente, pero esta vez sin miedos, más bien con un deseo de poseerlo increíble. 

Pepe ayudaba entonces, pues empezó a moverse de manera ondeante hasta que el clímax llegó y con un grito de placer terminé dentro de él, descargas incontables de leche caliente ingresaban en su organismo, luego sudado completamente y casi si aire dejé que mi cuerpo cayera pesadamente sobre su gran espalda, que también se encontraba co Horas más tarde y con una energía jamás obtenida estaba alzando las manos en señal de triunfo, estaba feliz y me preguntaba, como había podido ser posible que ganara a pesar de semejante coito?.

 Cuando me dirigía a los camarines oí un fuerte retumbar de aplausos y vivas, di media vuelta y pude ver como Pepe sujetaba la medalla de oro en sus manos, lo miré fijamente y a pesar de estar a 50 metros de él pude ver el guiño que me hizo, señal de triunfo.

Pero la historia no acaba allí, hoy cinco años más tarde, nuevamente Pepe y yo nos hemos vuelto a encontrar, me pareció tan simpático ver aun hombrecito gordo pero musculoso acercarse a mí, su cara era la misma, pero sobretodo su forma de caminar fue lo que hizo que lo identificara inmediatamente. Cuando estuvimos frente a frente, no hubo necesidad de más palabras que una sonrisa. Tener sexo con un oso macizo y peludo es cosa de probar una y otra vez….

Autor: Tehepa


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