domingo, 29 de julio de 2012

Mi primera experiencia

Tengo 37 años y estuve casado durante doce años hasta hace 4 años que me separé y tengo 6 hijos, 4 varones y dos nenas, soy profesional pero no ejerzo, y me dedico al Turismo, vivo en el interior, tengo una Agencia de Viajes y Turismo, suelo viajar de tanto en tanto a Buenos Aires, por razones de trabajo. En cuanto a mis historias fueron casualmente hace 5 años, un año antes de separarme, cuando aún no sabía que me atraían los hombres. 


Todo comenzó con un amigo de la secundaria con el que jugamos al fútbol desde entonces y lo seguimos haciendo hasta hace 3 meses que yo tuve un accidente con mi moto y tuve que dejar de jugar. Él siempre jodia cuando nos duchábamos en el club después de jugar y se metía en la ducha y me quería tocar y decía que si la tenía de ese tamaño estando baja que cómo debía ser parada. Yo siempre lo tomaba como una joda que me ponía incomodo pero de eso no pasaba. 


Hasta que una vez, -esto fue hace 5 años- mientras yo me estaba duchando y él ya había terminado se me paró al lado, desnudo y mojado, y me empezó a dar charla mientras todo el tiempo se tocaba la verga que se le empezó a poner dura y no me sacaba los ojos de la mía que para mi sorpresa también se empezó a endurecer. Yo estaba de lo más extrañado y no sabía como hacer para disimular la bruta erección que estaba teniendo. Hasta que él me encaró y me indicó que si yo de verlo a él tocarse me había puesto duro, algo estaba pasando y sin esperar se mandó bajo la ducha conmigo y empezó a chapármela. Lo hacía con tal voracidad y calentura que me transmitió una situación de erotismo que nunca antes había experimentado. 


Me puso la pija dura como un tronco y me empezaron a saltar chorritos de líquido preseminal como nunca antes me había pasado y que él se los tragaba con desesperación mientras con una mano me masajeaba las bolas y enroscaba sus dedos en la mata de pelo que tengo entre estas y el culo. Yo tenía tal estado que si bien me moría de miedo de que alguien entrara a las duchas y nos encontrara pero por otro lado no quería interrumpir lo que él me estaba haciendo porque explotaba de deseo y placer queriendo que esa sensación no acabara nunca. Bueno para hacerla corta les cuento que de allí sin dejar de tocarnos nos metimos en un cuarto donde guardaban los útiles de limpieza del baño dado que a esa hora ya no quedaba nadie en el vestuario y allí comenzamos a frotar nuestros cuerpos calientes, las dos pijas se golpeaban entre sí como dos espadas en plena lucha y cada tanto la mano de él me pajeaba y lo mismo hacía yo con su pija hasta que los dos sin poder frenarnos acabamos con sonoros gemidos y gruesos chorros de leche que se estampaban sobre nuestros pechos. 


Sin poder dejarnos de tocar y acariciar volvimos a las duchas a lavarnos el desparramo de semen que teníamos encima. Bueno a partir de ese día y con gran asombro para mi que no entendía nada, los dos buscábamos todo el tiempo tener momentos para estar solos en su casa o en la mía, cosa que era bastante complicada para ambos, dado que los dos éramos casados y vivíamos ambos con la familia. Pero bueno si bien con alto riesgo siempre encontrábamos o inventábamos salidas para estar juntos. Esta historia de tanto en tanto se repite, dado que él viaja mucho por su laburo y a veces esta mucho tiempo afuera. 



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