Mi nombre es Edgardo y tengo 26 años. Mi estatura es de 1.80 metros. Soy delgado, trigueño y lampiño. Vivo en un pequeño municipio dentro de la capital de mi país, El Salvador. Mi relato comienza el día en que mi padre me anuncia que ha decidido hacer un ajuste a nuestro servicio de cable, por lo que en el transcurso del día un técnico visitara la casa para instalarlo. Mis padres salieron a sus trabajos y me quede a solas en mi casa, en la espera del técnico. Dado que estaba de vacaciones de mi trabajo, dedique toda la mañana a descansar y a ver televisión. Vestía una camiseta blanca y un par de bóxer briefs rojos, hechos de licra, por lo que se ajustaban muy bien a mis piernas velludas y a mi trasero. No está de más mencionar que se me marcaba un gran paquete.
Justo a las 10:00am el timbre de mi casa sonó. Me levante de la sala y sin pensar mucho en mi vestuario abrí la puerta. El técnico tendría a unos 30 o 32 años de edad. Vestía una camisa estilo polo color negra, que dejaba ver una pequeña cantidad de vellos en su pecho, así como unos jeans ajustados y botas negras. Además cargaba una mochila de lona donde llevaba los instrumentos de trabajo.
- Buenos días, dijo con una sonrisa en su rostro. Soy el técnico de Txxx.
- Buenas, dije. Pase adelante.
Entro a la sala de mi casa y empezó a preguntarme a cual televisor le haría los ajustes. Le conteste que al de la sala que era donde estábamos y comenzó a trabajar. Mientras sacaba sus instrumentos, yo lo observaba lentamente. Realmente me llenaba de un morbo que no podía explicar, sumando al hecho que la relación son mi pareja había recién terminado. Observaba su amplia espalda y fue en ese momento que recordé mi vestuario. De la impresión de mi recuerdo, de mi boca salió un sonido de sorpresa que fue audible para el técnico.
- ¿Ha pasado algo?, preguntó seriamente.
Hubo un momento de silencio, y sin poder mentir dije lo primero que se me ocurrió.
- Es que acabo de recordar que debo estar en mi trabajo en media hora y no estoy para nada alistado.
- Tranquilo, contesto él, instalarle el nuevo plan no me llevara más de quince minutos. Si gusta comience a prepararse para no atrasarse más.
Habiendo recapacitado en mis acciones y palabras, decidí aprovechar mi calentura eminente.
- Qué bueno! Me daré una ducha, si necesitase algo el baño es la ultima puerta a la izquierda.
Sin esperar respuesta me encamine a mi cuarto a buscar una toalla y me dirigí al baño. Durante el trayecto, mi corazón palpitaba tremendamente, de la misma emoción y nerviosismo. Entre al baño, sin cerrar la puerta. Me desnude y entre a la ducha, asegurándome de dejar la cortina de la misma lo suficientemente abierta para poderse ver desde las afueras del baño. Comencé a ducharme, tratando de controlar el nerviosismo que me invadía. El agua recorría mi pecho y bajaba por mi abdomen, hasta llegar a mi verga que estaba empezando a crecer. Trataba de controlar mi excitación, pero se me dificultaba mucho y dentro de poco mi verga había alcanzado sus 19cms, y la cabeza de hongo había salido.
Estaba empezando a enjabonarme el cuerpo cuando escuche el ruido de la puerta del baño moverse. Tome aire y gire para ver que había sido, y allí estaba el técnico. Observando en silencio como me duchaba. Cuando me vio de frente me dijo:
- He terminado de instalarle su nuevo paquete, digo, nuevos canales.
- Gracias, conteste mientras me quitaba el resto de jabón del cuerpo. Me alcanzas mi toalla, por favor?
Mientras el entraba al baño, y giraba para apagar el agua. Me alcanzo la toalla en silencio y me observaba mientras comenzaba a secarme los restos del agua de mi cuerpo. Yo lo observaba también, y notaba como respiraba un poco mas agitado que antes. Sin decir nada, deje caer la toalla al suelo y mostré ante aquel macho completamente desnudo. Sus ojos comenzaron a recorrer mi cuerpo, y sin decir nada mis manos comenzaron a recorrer mi cuerpo también. Tocaba mis pezones lentamente, y seguía bajando hasta llegar a mi verga.
A este punto mi calentura había sobrepasado muchos límites y siguiendo mis instintos más profundos le pregunté: Me acompañas? Espero una respuesta pero no la obtuve. Sígueme, dije. Caminando hacia mi habitación.
Mientras caminaba desnudo hacia mi cuarto, pensaba que no me seguía. "Este hombre ya ha de haberse ido de mi casa".... sin embargo, al llegar a mi cuarto y al darme la vuelta, el seguía allí. Se había despojado de su camisa mientras me seguía. Se notaba en su cara una calentura incontrolable, y su pecho velludo se mostraba agitado. Me acerque a él sin decir nada y puse mi manos sobre su pecho velludo. Nuestras bocas estaban a centímetros de distancia, pero ninguno hacia un intento por acercarlas. Mis manos comenzaron a bajar hasta alcanzar el cinturón de su pantalón. El silencio inundaba el cuarto, el había puesto sus manos en mi espalda ya las bajaba lentamente hasta alcanzar mi culo. Abrí su pantalón y sin mayor paciencia, se lo baje de un solo tirón junto a su bóxer azul dejando libre su enorme verga, la cual además de estar completamente parada, empezaba a gotear pre-cum.
Me aleje de él para que terminara de desnudarse y lo observe en su desnudez. Su cuerpo estaba completamente cubierto de vellos, sus brazos y piernas también. Era evidente que hacía ejercicios ya que su cuerpo estaba bien cuidado. Fue hasta ese momento que note su anillo de bodas.
- Nunca he hecho esto, dijo el rompiendo el silencio al fin.
Sabiéndome incapaz de detenerme a ese punto, pregunte: ¿Quieres seguir?
Sin decir nada, solo camino hacia mi comenzó a besarme. Su beso era tímido al principio, pero dentro de poco su lengua se abría camino y se juntaba con la mía. Rompió el beso para decirme que se la chupara. Lo senté en mi cama, y me arrodille en el suelo. Con la rapidez de mi pensamiento, agarre su verga mojada con mi mano y comencé a masturbarlo. Su verga era grande, de unos 18 o 19cms. Lo masturbaba lentamente y la pelaba para dejar al descubierto su cabeza. El solo suspiraba. Sin pensarlo más, abrí mi boca y me la introduje en ella. El sabor de su pre-cum era fantástico, una mezcla entre salado y dulce. Cada vez que baja sobre su tronco, la punta de su verga tocaba el fondo de mi garganta, produciendo un leve atragantamiento en mi, y un gemido de placer en el. Se la mame por lo que pareció horas, y dedique especial atención a su cabeza, mientras el solo gemía....
- Puta maje, ni mujer me la chupa tan rico. Si sigues así acabare rápido.
No me importaban sus palabras, yo seguía en mi tarea de chupar. El agarro mi cabeza y me indico detenerme. Me subió a la cama junto a el, y me dio la vuelta. Me puso en cuatro y comenzó a lamerme el ano. Yo gemía de placer. Lo único que podía decir era, que rico... no pares. El separaba mis nalgas para encontrar mi ano, y se aseguraba de meterme la lengua...
- Te cogeré, me dijo.
Yo no conteste. No podía decir nada, pero quería que lo hiciera. Se levanto de la cama y de la cartera de su pantalón saco un preservativo y me lo dio.
- Pónmelo.
Con mucha rapidez, abrí el paquete y se lo coloque sobre su verga, que a estas alturas pulsaba lentamente.
Me volvió a poner en cuatro y puso su verga en la mi ano. Lentamente comenzó a empujar. Cada embestida lograba que diera un pequeño grito que no podía controlar. Luego de un par de embestidas, logro entrar su cabeza. Grite fuertemente, a lo que el contesto.... que apretado estas, cabron!
No conteste. El siguió en su faena y siguió penetrándome. Me agarraba de la cintura para metérmela más. Yo solo gemía de lo rico que sentía. Me la metía toda, y sentía los vellos de su verga rozarme el culo.
- Que rico culo tenes, cabron. Me decía...
Logre moverme lo suficiente para sentarme de espaldas sobre su verga. Su pecho me pegaba en la espalda. Me recline sobre él mientras me masturba mi verga y él me metía la suya. Estaba en la gloria. Me besaba la nuca y me la metía más fuerte.
- Voy a venirme, cabron!. Decía...
- Córrete, le contestaba yo... Dale, dale...
Me masturbaba con mayor fuerza, y él me cogía con mayor fuerza. Dentro de poco, nuestros movimientos eran uno solo. Los gemidos uno solo. No aguantaba más y solo grite, me vengo!!!! Justo cuando me la metió hasta el fondo gritando el también.
Una vez todo termino. Me tire sobre mi cama, mientras el se vestía. El silencio seguía reinando la habitación. Una vez vestido, se detuvo a verme un rato y salió de mi habitación y de mi casa.
Días después mi padre me dijo que había encontrado una tarjeta con los números de contacto del técnico en la sala. Le volví a hablar otro día, pero esa es otra historia.
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