jueves, 6 de septiembre de 2012
Un Osito que vende leche
Vivo en un piso diez, en un edificio de apartamentos. Tengo 35 años y me considero un hombre, hecho y derecho, de pelo en pecho y voz masculina. Sin embargo, mi hombría ha sufrido serias sacudidas desde que paso lo qules contare.
A unos pocos pisos arriba del mío, vive una familia cuyo jefe se dedica a la distribución y venda de jugos y leche en cartón. El es un señor de unos 55 años, gordo y muy serio, mas bien tímido. Sus hijos suelen ayudarlo en su trabajo que requiere gran fuerza física y amabilidad con la gente. De ellos, Manuel* es especial por varias razones. Lo recuerdo cuando apenas iba a la secuela primaria, siempre fie gordito y con una sonrisa muy simpática, de hoyuelos en la mejillas y todo. Aun que sus hermanos es el mas extrovertido, no deja de ser un muchacho tímido y de pocas palabras, muy respetuoso, tratando a todo mundo de “usted”, y con frecuencia prefiriendo sonreír pícaramente en ves de dar algún comentario en una conversación. En verdad es muy agradable el chico. Aunque debo decir que ya no es un muchachito. Tiene unos 22 años. Y es cierto que muchos a esa edad siguen teniendo apariencia y contextura juvenil, pero Manuel es diferente. Fiel a su herencia genética, es un muchacho corpulento, si, con signos de gordura, pero no demasiados. Una barriga grande pero en su lugar, no colgante, un pecho amplio y definido, igual que sus brazos y antebrazos, de tanto trabajar cargando peso con su padre. La verdad que no fue sino hasta hace un par de mese que me fije que ¡Vaya! El chico había crecido, y ahora parecía todo un hombre, con abundante barba y voz gruesa, y un interesante mecho de vello que afloraba siempre por el cuello de su camisa, no importa que tan alto fuera este. Me preguntaba ¿Cómo seria por dentro, si por fuera lucia tan bien? Pronto quedaría satisfecha mi curiosidad.
En cuanto a la vida social del muchachote este, era muy atento con las muchachas del edificio, pero nunca lo había visto con actitudes románticas con alguna en particular. También había observado que desde hace tiempo había aprendido a codearse y atener amistad con los hombres maduros del bloque que solían estar siempre en estacionamiento atendiendo sus automóviles, jugando domino o haciendo nada. Especialmente era admirable el trato tan amistoso y de respeto que estos caballeros dispensaban a Manuel, que yo atribuía a la buena reputación de su papa y lo solidario que era con todos ellos.
Un día los visite porque tenían un problema con la computadora y la conexión a internet y me llamaron, sabiendo que yo soy bueno en esa área. Por fin les visito y quien abrió la puerta fue Manuel. Fue algo que nunca olvidare, una foto instantánea que mis ojos tomaron, pues el chico esta sin camisa, solo en bermudas, y ¡Era un toro impresionante! Sus pectorales estaban llenos de una selva de pelos lisos y largos, y estos pectorales, con forma un poco cónica en la parte de abajo terminaban en dos enormes tetillas oscuras, redondeadas pero sobresalientes del resto de la masa. Sus pectorales eran como dos enormes trozos de carne, de solomo, listos para ser devorados. Luego estaba su prominente abdomen: nada de panzas colgantes, sino una barrida de oso muy peluda y un grande y profundo agujero en su parte baja central, a lo que llamamos ombligo.
Al verme, el completo esa visón con una sonrisa muy picara y diciendo “hola, pasa” se dio la vuelta y entonces vi el espectáculo completo: una enorme espalda, que se hacia mas aguda en la cintura, llena de pelos; tanto que parecía, con el reflejo de la luz, una mancha de algo oscuro. Era verdaderamente velludo el gran miguel: vello en los hombros los bíceps, los antebrazos, y donde ya dije. Y para terminar la visión, aquella vista de su espaldota terminaba en lo que empezaban a ser sus nalgas, que estaban en buena forma, y que por lo que se podía ver, también estaban llenas de pelos. ¡Wow! ¿Cómo seria lo que no puedo ver? Me decía una y otra vez mientras revisaba la computadora.
El estuvo todo ese rato, mientras yo trabaja, sentado junto a mi, callado, observado. De vez en cuando hacia alguna pregunta. Y yo con gusto aprovechaba para hablar algo con el. En un momento se fue y volvió con una vaso de jugo que parecía que se iba a quebrase en esa enorme mano de el. Yo lo acepte y el me devolvió mi agradecimiento con una sonrisa. De pronto hizo un gesto con su cara y dijo “ ¡Huy que pena, yo estoy sin camisa y no me había dado cuenta!” así que se fue a su cuarto a buscar una, mientras yo decía en mi mente “¡noooooooo!”.
Me fui. Ese día la pase pensado en lo grandote y machote que estaba Manuel. Y no tardo en presentarse otra oportunidad volver a su casa para hacer ajustes a la computadora relacionado con Internet. Cuando llege etsa segunda vez, Manuel estaba igual que antes, sin camisa, y con un pantalón jean que, al estar sin cinturón, también dejaban ver el comienzo de su trasero. Solo que en una de esas el fue al baño y volvió, y dejo su cremallera medio abierta sin darse cuenta, de modo que en una de esas y sin proponérmelo mucho, mis ojos tropezaron con aquel hueco en su pantalón que al el esta sentado, dejaban ver… no un interior, sino ¡Una maraña de pelos! El muchacho no tenía ropa interior, y es que claro, estaba en su casa, pero ¿aquello serian cosas de alguien que parece ser tan tímido y pudoroso? Esta vez no se preocupo por ponerse camisa, y mientras yo estaba sentado el se recostó, encorvándose un poco, por la parte de atrás de mi silla. Sinceramente yo estaba muy nervioso. De pronto llamaron por teléfono y el fue a una de las habitaciones de la casa a contestar. Mientras el se tardaba, aproveche para dar una ojeada (pues la curiosidad me venció) a su bandeja de entrada de correo electrónico, que había dejado abierto mientras yo usaba la computadora. Y me llamo la atención en particular un par de emails provenientes de un vecino del edificio, de unos 60 años muy bien conservado y que yo ya había visto que lo trataba con mucho cariño de amigos. No me puse a leerlo ahí, solo los descargue a mi pendrive y me los lleve a casa.
Estaba ansioso por leerlos, y ¡que sorpresota! No los copiare aquí por que quiero mantener la identidad e los implicados confidenciales, pero en uno de los emails, el hombre le decía a Manuel: “Nunca la había pasado tan bien desde que estuvimos juntos. Aun recuerdo que te portaste como un buen chico complaciéndome en todo lo que te pedí que hicieras. Ser cogido por ti ha sido una experiencia maravillosa. Quiero que vuelvas a visitarme este fin de semana que mi mujer no va a estar”. Aquello, lo demás, me causo tanta excitación… imaginarme a ese tipo de 60 mamándole el pene y luego siendo penetrado por Manuel… palabra que tuve que parame al baño porque estuve apunto de ensuciar mis pantalones con senda eyaculada.
Al rato Manuel me llamo de nuevo para decirme que quería que le enseñara algo sobre la computadora, y yo subí de inmediato, pero ahora me sentía diferente con el. Estábamos solos. Y yo sabia ya que a aquel mastodonte no le daba ningún problema hacerlo con otros osos como el. Entonces, como soy un tipo rudo y poco romántico y experto en esas mariqueras, de una le pregunte: “Manuel, ¿tu tienes novia, o has tenido antes?”. El me dijo que no. “O sea que eres 0 Km?”. A lo que el contesto como yo me imagine que lo haría: “¿Cómo es eso?”. El dialogo siguió algo así:
-Es decir, que nunca has tenido relaciones sexuales
-Bueno, este… no.
-¿Seguro? Porque ya me imagino que con lo bien que te ves, mas de una estará por ahí regalándosete
El no contesto, pero si se sonrió y se puso rojo. Entonces yo, como en tono de broma y lanzando el anzuelo le dije: “A menos que lo que te gusten sean los tipos… ¿o tu les gustas a ellos? Porque te digo, hoy se ve de todo.” Entonces, estando el atrás, me puso la mano en mi hombro y me dijo: “A usted le digo porque le tengo confianza y para que me de su opinión. Si un hombre se lo mete a otro hombre y deja que el le haga a uno sexo oral, eso no quiere decir que uno es gay ¿verdad?”. Yo me quede frio. Aquello no era normal en Manuel. Me di cuenta de que aquella experiencia con el tipo mayor lo tenia preocupado.
Yo, en vez de darle mi opinión le pregunte “¿Tu como te consideras?”. Dando a entender que de alguna manera yo sabia porque me estaba preguntado eso. El contesto: “Coño… yo no me considero gay, pero la verdad es que me gusto. Gocé una bola. Y el mas.”. “Sera por que lo haces bien. Además a algunos tipos machos nos gusta ver como se siente. Es por curiosidad, no es que seamos gay”. Al incluirme en la paquete, el se quedo perplejo, viéndome. Y Antes de que se pusiera complicada la cosa le dije: “Me pregunto como la habrá pasado de verdad aquel viejo contigo. Además depende que como lo hagas es que se puede decir si eres gay o no.” El se sonrió, pero con mas esmero esta vez y se quedo callado. Hubo un silencio y yo seguí tecleando la computadora. Y de pronto lo que tanto esperaba. Su voz y una pregunta muy clara que me hace:
-¿Quiere probar?
-Claro que si. Gracias por preguntar, galán –le conteste.
>>>Continuara…
Escríbeme a osoviril@yahoo.com para que me digas que te parece esta experiencia real y para mas datos.
*Se ha cambiado el nombre para proteger la identidad del muchacho
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el navegador siempre me muestra una advertencia sobre tu blog que distribuyes software maliciosos que puede afectar el computador posees o te proteges de la advertencia
ResponderEliminarHola Gracias Miguel x el comentario ya cheque lo que me comentabas y acabo de eliminar el link x el cual ponia la advertencia era x uno de los blogger recomendados.. espero y ya no tengas problema al entrar¡¡ Gracias x visitar Sex-Bear
Eliminarcuando sale la segunda parte asi corra el riego
ResponderEliminarSi estaremos esperando la segunda pArte estoy ansioso por saver el final!
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