martes, 28 de agosto de 2012
El Cabron Chacal
Sin muchas ganas de ir a ese bautizo, al que fui invitado por un compañero de trabajo, pero no me sentía comprometido de asistir, pero sin nada que hacer, me decidí a llegar. Cuando estuve en el lugar del festejo, había gran alboroto y era en un lugar exclusivo de la ciudad. Me sentía indispuesto y con muy pocos ánimos, pero Rodrigo y su esposa me recibieron con amabilidad y buena disposición. Me encontré con muchos compañeros de la empresa para la cual trabajo y no falto con quien entablar conversación, la mayoría iban con sus parejas, así que me acoplé con los solteros.
Se me sirvió una copa y me aparté un poco, el ambiente era sano y armonioso, todos se divertían y platicaban con su bebida en la mano, yo observaba el panorama, pero hubo alguien que me llamó la atención, un muchacho flaco y muy serio, nada guapo el cabrón, ni refinado, me di cuenta que era invitado de un Ingeniero de la empresa. Este muchacho tenía algo que me jalaba y tenía la necesidad de estarlo viendo, era rudo, de mirada penetrante, trompudo, pero no sé, me resultaba muy antojable, su risa me conquistaba porque dejaba ver una hilera de dientes muy blancos y parejos, su corte de cabello estilo soldado, era moreno muy moreno, tal vez lo que me había conquistado de él habían sido sus dientes blancos que lo hacían lucir limpio. Traía unos pantalones de mezclilla un poco aguados y una camisa azul celeste que solo estaba ajustada con dos botones, quedando al descubierto de la parte de arriba y también de la parte de abajo.
No podía dejar de verlo y se veía tosco, pero me gustaba el cabrón, era muy flaco y estiraba sus piernas cruzándolas y haciendo muchos movimientos que me inquietaban, porque cada vez se tocaba la parte central de su pantalón. El me veía de vez en vez y se relamía sus labios, yo me sentía más perturbado, me gustaba el pinche prieto, me atraía tremendamente ese flaco. En un momento se paró y tomó su copa, le miré la parte baja donde la camisa estaba abierta, pude ver su estómago bien moreno, pero me excitó verlo bien velludito, eso me inquietó más, por que pude percibir que aún a través de su pantalón aguado se reflejaba un verga erecta y grandota, él se percató de mi mirada y sonrió pícaramente. Era feo pero a mi me resultaba muy atractivo y llamativo, y no se que me pasaba, pero lo deseaba.
Hubo un momento en que nos cruzamos el camino al baño, pero solo me saludó, que desesperación sentir esa atracción y no lograr nada, me electrizaba, sentía un enorme deseo sexual por ese chacal. Pude ver que en la fiesta había muchos hombres atractivos, guapos y muy presentables, pero el que yo quería era ese flaco de pantalones aguados y de blancos dientes que me prendía.
Así pasé toda la tarde, todos bebían y se divertían, me mantenía un poco alejado, solo y observando la diversión. decidí mejor retirarme, me despedí y me dirigí a mi coche, entonces pude notar que él también iba saliendo, me hice el tonto un rato y emprendí la marcha, a dos cuadras más adelante, al llegar al semáforo, ahí estaba él flaco prieto, me volteo a ver y me sonrió. Era la oportunidad que yo quería, lo que deseaba para esa noche, sabía que no habría otra oportunidad y cuando se daría otra vez, pues yo creo que nunca.
Bajé el cristal del asiento del copiloto y con un ademán me ofrecí llevarlo, el me lo agradeció no aceptando, pero comprendí también que era parte del juego, terminó aceptando y subió. Su dirección era totalmente opuesta a la que yo llevaba, pude verlo muy bien de cerca y tenía su chiste, tenía aspecto de soldado, pero sus ojos eran gordos y con un gran brillo, su boca muy amplia y sus labios súper antojables, se sentó con mucha comodidad en el asiento y sonreía muy coqueto y seguro de la admiración que en mi provocaba. Me había cautivado ese muchacho y al avanzar call
e arriba me dijo que se llamaba Luis Enrique, me encantó ese cabrón, me dijo que trabajaba en unos tianguis, me gustó su espontaneidad y su manera agradable de charlar, tenía gracia y chispa para platicar.
Llegamos a su casa y me invitó a pasar, no sabía que hacer, todo era un descaro, el plan parecía cumplirse. Su casa era muy sencilla y muy adornada, muy folklórica, una grabadorzota, que a razón del volumen destellaba un juego de luces, algunos adornos del equipo Chivas, del cual era gran aficionado.
Sacó unas cervezas de un pequeño refrigerador y nos sentamos en unos pequeños banquillos, como tronquitos de madera con unos cojines de encendidos colores. Pero era lo de menos, ese cabrón me gustaba y por eso estaba ahí, nos tomamos la cervezas, y después me dijo que tenía calor y se quito la camisa, y eso me prendió más, ya por el calor de la copas, me gustaba su torso y su estómago y sus vellos asomando por la cintura, el elástico de la trusa en color blanco que me encanta.
Eso me excitó enormemente, se me acercó y en forma directa me preguntó, si yo era gay. Me perturbó al momento su pregunta, no quise contestar y se sentó a mi lado y me puso su mano en mi hombro, me vio a los ojos y por impulso nos acercamos y nos dimos un rico beso, nos apretamos, que sabroso me supo su boca, con sabor a cerveza, una boca húmeda, su cuerpo despedía el olor suave del perfume.
Me besó largo rato y después el se puso de pie y me agarró mi cabeza dirigiéndola a su vientre, pude ver que su bulto había crecido, yo desesperado besé su estomago limpio, lo fui lamiendo, mientras él se desabrochaba su pantalón, yo iba bajando despacio y por la parte de arriba de su trusa ya se asomaba la enorme cabezota de su verga prieta, brillosa y muy lustrosa, que lindo se me hizo el cabrón con esa sexy trusa blanca, le ayude a bajarlos, entonces la vi completa, era una verga negra y bien peluda, unos huevos prietos de color azabache, pero eran hermosos, parecían unos grande higos, aguados y arrugados.
Me dispuse a meterla en mi boca, la añoraba, la deseaba y lo pedía a gritos, estaba bien dura y bien parada, era excitante esa verga, la tomé con cuidado y me la llevé directo a la boca, pude percibir su olor, olía a limpia, la introduje y la saboreé y sentí el sabor a orines por las tantas meadas que se había aventado por las cervezas bebidas, quería darle una buena mamada, al poco rato ese sabor desapareció y solo se sentía su sabor a verga de macho, él se movía rítmicamente, con placer, le gustó la mamada que le estaba dando, lo volteé a ver y vi sus ojos cerraditos, apretaba sus dientes y sonreía por el deleite que le prodigaba mi boca a su negra verga.
Yo apliqué todo mi conocimiento y maestría en esa chupada que le estaba dando, abría mi boca y me la metía hasta la garganta, para soltarla en una ensalivada mamada, sacando y metiendo en mi boca, haciendo unos pequeños giros con mi lengua en la punta, lengüeteando con cachonderìa esa brutal verga. ¡Ah! Pero como la estaba gozando yo también, era una mandarria única y esas bolas también recibieron sus buenas chupadas, mamando las dos en forma brutal y salvaje, él solo gemía y se retorcía por tan sabrosa chupada que le daba.
Después me quito rápidamente la ropa, me encuero y él también quedó sin nada, se recostó en la pequeña cama, quedando con su verga apuntando hacia el techo y con sus huevos desparramados, bien aguados, aun ensalivados, su verga no era muy gruesa, pero estaba muy rica, seguí mamando y él agarró mi cabeza y no me soltaba, me cogía por mi boca, él estaba disfrutando, tenía sus piernas flacas, pero su verga era sabrosa, muy sabrosas, así lo estuve haciendo un buen tiempo y después me pidió que me pusiera en cuatro patas, sobó mis nalgas, besó mi culo y lo chupeteó, lo hacía con arbitrariedad y en forma brutal, sin ninguna delicadeza, dándole mordidas a mi apretado culo…
Sabía mamarlo el cabrón, era un degenerado, con mucha mañas para coger, pero me gustaba eso de él, su cachondez, su peladez para hablar. Pero él estaba desesperado y con deseo de ya estarme ponchando, lo decía en suaves susurros, balbuceaba, groserías y barbaridades, se puso el condón y me preparo para la arremetida de verga que me esperaba.
Me la colocó en el centro de mi agujero, q
ue ya estaba inquieto y palpitando por la ansiedad, lo quiso hacer en forma rápida pero me ensartó con dificultad, agarrándose de mis caderas y arremetiendo muy duro, yo sentí el vergón que entró y no pude evitar quejarme por la rudeza con que me follaba, me quejé, no hubo consideración hacia mí por ese chacal, ni la preparación previa, ya que la mamada que le había dado a mi culo parecía no haber sido suficiente, me dolía, me faltaba más excitación y quería que me cogiera, pero con más delicadeza, era tremendo el cabrón, yo me retorcía porque sentía dolor, pero a el no le importaba y continuó cogiéndome a pesar de mis lamentos, el cabrón me gustaba un chingo y eso era lo que parecía amortiguar la situación dolorosa y me hacia soportar la dura culeada, el gusto de ponchar con él me hacía aguantar el duro empuje.
La verga logró entrar, era un Chacal bravo y salvaje que solo quería romper camino, se empezó a mover con mucha rapidez a pesar de la irritación que sentía mi culo, me estuvo dando de prisa y con dificultad, yo ponía un stop ante cada empujada que me daba, con dolor pero yo quería seguir y así sucedió hasta que esa pequeña incomodidad desapareció y mi acelerado culo se fue adaptando a esa tremenda verga, que había logrado equilibrar el dolor a pesar de ser una daga filosa para cualquier culo, que rico se siente cuando una verga entra hasta el fondo, sentir como sale y entra, es magnifico el placer, de tener una verga dura y firme, que penetre con seguridad, que te llegue hasta el tronco y así era la verga de Luis Enrique, maciza y potente, no vacilaba en irse hasta fondo y tocarme las fibras más escondidas de mi arrebatado culo que solo quería gozar y que aceptaba con ganas a esa prieta verga que entraba con firmeza una y otra vez rompiendo el paso hasta llegar al tope.
Había mucho goce, para los dos, sentía como Luis Enrique se afianzaba de mis caderas y las ensartadas eran muy certeras. Que bonito siento cuando alguien me sabe coger, cuando la penetración es directa y se siente el movimiento del mete y saca, después me dijo muy meloso, >”Por favor tu no te muevas, yo solo te quiero coger”. Que fuerte sensación y que rico se siente, él apretaba mis nalgas bien afianzado, sintiendo las entradas y salidas.
Me encanta sentir la rudeza de un hombre al penetrarme y realmente pocos te lo hacen bien, pero ese cabrón lo lograba, me cogía con rudeza provocándome las más fuertes sensaciones, eso sentía yo con ese Chacal, un gran deleite en mi culo, era algo caliente, una cogida mortal con experiencia y mucho disfrute, sus huevos golpeaban en mis nalgas, sentí ganas de cooperar y empecé a mover mis nalgas ayudando a la penetración profunda levantando y frenando los vergazos, era una sincronización perfecta, por cada empuje se daba un freno firme de verga y culo, y se volvía mecanizado, muy práctico, las embestidas eran rápidas. Me cogía a una velocidad extrema, en excitante rebote de huevos y se oía un exquisito y cachondo chasquido por las atrincadas de esa sabrosa verga y de un culo extendido que aprisionaba con fuerza.
El cabrón chacal, me daba de nalgadas ante cada ensartada, yo estaba como un triste loco, alucinado y me sentía en el limbo, por el delirio que la follada me daba, estaba perdido en el placer, por todo lo que me hacía ese experto cabrón chacal que cogía riquísimo. Me dio una espectacular y Brutal ponchada, como pocas que había recibido en mi vida, pero tardo mucho en venirse el cabrón Chacal, que cuando me anunció su desahogo, fue por el acelere descomunal, lo que hizo que yo también me preparara sintiendo derramarme a chorros interminables. El se afianzó todavía más de mis caderas y dio un último empuje, gritando y jadeando extasiado por sentir la violenta descarga, viniéndose dentro de mi culo, sentí que me inundo al recibir el golpe caliente de la deslechada. Cuanto placer me dio ese cabrón Chacal que nos quedamos todavía más tiempo, para en menos de una hora empezar otra vez a coger con ese negro adorable.
De vez en cuando me habla para tener encuentros, no lo pienso y ahí estoy. Me gusta por bueno para coger y por feo el cabrón Chacal.
Autor: Jordan Goldy jordangoldy (arroba) yahoo.com.mx
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