domingo, 1 de julio de 2012

El Pochito Delicioso


Egresé de una institución educativa en una ciudad capital cercana a mi lugar

de residencia.

Hace muchos años tenemos la costumbre de reunirnos periódicamente un buen número de compañeros y compañeras que, obviamente no tienen la menor idea de mi preferencia sexual.

En diciembre de 2003 se unió a la celebración Roberto, un compañero al que

todos teníamos muchos años de no ver, vive en la ciudad de San Antonio Texas, USA, estuvimos muy contentos con él, de algún modo es uno de los más avejentados del grupo, la vida ha hecho algunos estragos en él, aunque no deja de ser atractivo, yo lo recordaba de nuestra época de estudiantes muy diferente, pero la fuerza de su mirada, la línea de sus labios carnosos, seguían siendo los mismos.

Al terminar la reunión nos despedimos, nos intercambiamos datos para localizarnos y mi sorpresa fue muy grata cuando a mediados de enero me llega un correo electrónico suyo me comenta que fue un gusto volver a vernos, que le parezco un tipo muy bien conservado y que lo que más le agradó fue ver que sigo siendo amable, comprensivo, buen amigo, etc. etc. Le respondí de inmediato, le reiteré mi afecto y amistad e incluso le ofrecí que en el momento en que pudiera servirle en algo no dudara en acudir a mí.

A los diez días me volvió a escribir y me decía que con pena y todo pero

iba a molestarme, que un amigo de su hijo necesitaba hacer algunas investigaciones culturales en México y él pensó que podía ser Monterrey y que yo pudiera ser su "tutor". Le ofrecí mi apoyo y acordamos la fecha y la hora en que debía ir yo al aeropuerto para recoger a Félix el amigo de su hijo.

Llegó Félix y al identificarnos me quedé mudo de la sorpresa, nunca le pregunté a Roberto la edad de mi visitante, resulta que Félix es un enorme muchacho de aproximadamente 1.90 de estatura, peso proporcionado, sonrisa amplia, 25 años, soltero, excelente estudiante de universidad, muy culto, muy dedicado a sus estudios y representó de inmediato una tremenda tentación para mí que a mis años, sigo admirando a la gente bella y este muchacho es un ejemplar digno de todas las atenciones.

Bien, salimos del aeropuerto con destino a mi casa. Apenas llegamos me preguntó si tenía una cerveza a la mano y se la ofrecí. Me dijo que en Estados Unidos, el tomar cerveza es como tomar refresco, así que no me preocupara por el gasto, que él iba a ir a una tienda americana de las que hay ahora

por todo México y llenaría el refrigerador. Le dije que no había problema

por eso y le acompañé con una cerveza.

Noté que sudaba mucho y le propuse que se quitara la ropa, que se pusiera

cómodo y él no se hizo de rogar, sacó su camisa, con ella misma secó su

transpiración de cara, cuello y torso y fue cuando me di cuenta que además

de bien plantado, tiene un pecho velludísimo y entre la mata de pelos que

lo cubre, se advierten dos aureolas de buen tamaño coronadas por dos pezoncitos erguidos. Fue una vista rapidísima pero suficiente para que yo me sintiera excitado y traté de controlarme, pensando en que vino recomendado con un amigo del papá de su amigo y yo debía mantener una imagen.

Pensé que su concepto de "comodidad" llegaría hasta allí, pero no, el muy

cabron se quitó las botas, los calcetones, el pantalón y quedó en una pequeña

trusa que mostraba la protuberancia de un pepino apetecible. Manos grandes,

brazos fuertes, y "aquello" que ya estaba imaginando, rogué porque no se

quitara la trusa, creo que sería imposible contenerme si eso ocurriera.

Félix es el tipo de muchachos que todos hemos soñado para abrazar, besar,

acariciar y sentir junto a nuestro cuerpo y si es posible dentro de uno. Con

todo y mis razonamientos, no pude dejar que mi imaginación volara hasta

imaginar que Félix se quitaba la trusa y me mostraba su verga en toda su

potencia, que tal vez pudiera yo lamerla completita, y luego seguir con

sus huevotes, llegar hasta la raja de sus nalgas y saborear su culo… estaba

yo realmente muy caliente, al borde de perder los estribos.

Terminando

la cerveza me dijo que quería descansar y se fue a la habitación

que le destiné, justo enseguida de la mía. Lo dejé solo por unas dos horas

mientras yo me esmeré en preparar algo rico para la cena y cuando todo estuvo listo fui a llamarlo, no contestó, abrí lentamente la puerta y pude ver

un espectáculo que temía desde la tarde: Félix estaba profundamente dormido,

soñando no sé qué cosas calientes, totalmente desnudo y con su gran verga

como antena, apuntando al cielo. ¡Qué cosa más hermosa de pelado!.. me

acerqué de puntitas y tuve toda la intención de tocarlo, de besarlo, de

probar aquella maravilla masculina, pero me contuve.

Toqué discretamente su hombro y le llamé. Se levantó restregándose los ojos

y disculpándose por haberse dormido tanto tiempo. De ninguna manera hizo

mención de su desnudez ni de su erección, simplemente se sobó los huevos,

bajó y subió el prepucio de su verga y se limpió dos gotitas de precum que

pendían del hoyito.

Me pidió diez minutos para darse un baño y bajó enseguida enfundado sólo

en un minúsculo short de lycra que le marcaba todo el armamento. Cenamos y platicamos de mil y un detalles, luego nos fuimos a tomar un café

al saloncito, le propuse entre escuchar música o ver un buen programa de

televisión. Me dijo que mejor traía una película que tenía en su maleta

y así fue. El caso es que se trataba de una película porno gay, pero el chico ni siquiera me preguntó si me gustaba…inició la reproducción de las imágenes y las escenas acabaron por prenderme. Yo no atinaba si verlo, si dirigir mi vista

a la pantalla o si cubrir mi ya notable erección, era como un castigo a mi caliente temperamento.

Fui al refrigerador por unas cervezas y cuando volví, Félix se había quitado

el short y se estaba masturbando con encomio… la confianza o no sé cómo

llamar a su actitud lejos de molestarme me hizo sentir una tentación morbosa

entonces, le ofrecí la cerveza, la destapó, se volvió hacia mí, de un tirón

bajó mi propio short y entonces estábamos en igualdad de circunstancias

en cuanto a desnudez, más no en dimensiones. Si yo estoy bien dotado, este

muchacho me superaba y con mucho.

Me dijo que para él era lo más común coger con hombres, que la verga es

un elemento importantísimo para estrechar relaciones entre dos hombres, con

su mano izquierda tocó mi verga y sentí como una descarga eléctrica, con

la derecha me acercó hacia él y entonces mi nariz tuvo contacto con sus

peludas axilas, de un olor a limpio delicioso. Ya no me pude contener. Me deshice del abrazo y entonces bajé mi cabeza hasta su verga, cerré los ojos y aspiré su aroma masculino. Todo él olía delicioso, mi calentura aumentaba.

Empecé a masturbarme mientras seguía disfrutando su aroma y tratando de

alcanzar la punta de su verga con mi lengua y no sólo alcancé la punta

sino todo su tolete, mi lengua empezó un trabajo largamente practicado,

se la pasé desde la base hasta la punta y en sus palpitaciones notaba el

placer que le estaba causando.

Se retiró, se levantó, acto seguido se colocó en cuatro, me mostró su hermoso

culo abriendo sus hermosas nalgas y pude ver un agujero peludo que se movía

como invitando a ser visitado. Y lo hice, mi lengua dio cuenta del sabor y olor deliciosos de un culo tentador.

Fui con mi mano hasta su verga mientras le daba placer con mi lengua en

el culo y entonces me di cuenta que su pene era mucho más grande de lo que

me imaginaba. Le chupaba todo su culo con todas mis ganas, él respiraba

hondo, se notaba que estaba muy caliente, le metí un dedo en el culo y él

se acercó más para atrás de la calentura, entonces le metí dos dedos más.

Los dos estábamos súper calientes y ya no supimos de las escenas de la película.

Ante este estado de cosas, lo tomé de la cintura y lentamente hice que mi

verga quedara justo frente a su culo y se fuera hundiendo poco a poco en

su caliente recto. Él sólo se balanceó como buscando acomodo y me decía

en inglés "Come in, come in, please".

Yo empujaba con toda mi fuerza. Él seguía mascullando algunas frases que

ni eran espa&nt

ilde;ol ni inglés era el lenguaje de la calentura que exigía más

intensidad. Exploté en potentes chorros de mecos calientes en su interior

y él sólo resoplaba de placer… se la saqué con mucho cuidado y encontré

restos de mis mecos y algunos hilillos de sangre que me indicaban que sí

hubo presión, pero a él no le importó el dolor comparando con el enorme

placer que le había dado mi cogida. Apenas nos retiramos, siguió una sesión de besos tiernos a veces, apasionados en otros momentos… le pedí que me diera su verga en mi boca y me atendió,mamé golosamente su armamento y luego pagándole el favor, levanté mis piernas y le ofrecí el agujero de mi culo. Me ha dado la más rica de las últimas cogidas que he disfrutado.

Estuvo quince días conmigo, filmamos nuestras escenas, tomamos fotos mamando y cogiendo y ahora, para lograr puñetas más placenteras, me jalo la verga viendo esas escenas deliciosas. Recuerdo tanto a mi "pochito".

Mi amigo Roberto me habló una vez por teléfono para decirme que Félix regresó muy contento, que terminó su trabajo, que tuvo mucha ayuda de mi parte yque el "Tío Hermes" se portó maravillosamente con él.

Como siempre, espero sus correos con críticas, sugerencias, comentarios,

observaciones.

Autor: Julián

zorroplateado ( arroba ) terra.com.mx


No hay comentarios:

Publicar un comentario